Si soy un loco por vivir esta aventura, ¿qué son los que tienen sueños y no los cumplen?

jueves, 23 de agosto de 2007

Qingdao Parte I

Shanghai, 17/08/07

Ya vuelto de Qingdao, mis merecidas vacaciones en la playa ;), ahora toca la crónica. Voy a dividirlo en dos partes, en la primera voy a contar cosas sobre la ciudad en general y la segunda ya me centraré en la propia experiencia y sus anécdotas. Las fotos en el espacio, recomiendo verlas a la vez.

Qingdao es playa, como ya he dicho, aunque no son nada paradisíacas, y es la cuna de la cerveza que lleva su mismo nombre, pero escrito diferente, Tsingtao (que además es así como se pronuncia); además el próximo año va a acoger las pruebas náuticas de los juegos olímpicos de Pekín 2008. La ciudad tiene una peculiaridad que la hace muy popular, metiéndonos un poco en la historia, hace poco más de un siglo debido a que los chinos se cargaron a unos misioneros alemanes, para compensar les cedieron esa ciudad, que empezó a tener un estilo europeo. Así pues se puede ver estilo arquitectónico alemán, iglesias e incluso castillos, aunque no hay que esperar nada grandioso en absoluto. Es gracioso como en la iglesia de San Miguel (St. Michael’s church) te explican en carteles que María era la madre de Jesús, que José era su padre y un hombre muy bueno y un par de cosas más básicas, pero que evidentemente los chinos, al igual que nosotros con Buda, no conocen. En otra iglesia, vimos un grupo muy generoso de chinos cantando cánticos cristianos, pero en chino, resultaba muy chocante.

Como sitio de playa que es, resulta muy común el marisco, por todas partes hay pescaderías, restaurantes que lo ofrecen y puestos ambulantes que lo venden o lo preparan ahí mismo. Además hay que decir que la variedad de pescado y marisco que se puede encontrar es diferente a la de España y se pueden ver cosas muy raras. Lo normal es tener la mercancía viva, desde las almejas hasta peces de 40cm, tanto en el restaurante, donde te presentan al pez antes de comértelo, como incluso en el mercado de la calle, donde los meten en barreños oxigenados. Aquí tengo que mencionar el mercado de marisco (海鲜超市haixian chaoshi), que estaba por una calle adyacente a Sifang lu, muy cerca del hostal (véase más abajo), y si el de Fuzimiao en Nanjing no había que perdérselo, este tampoco. Otras “delicias” culinarias que se pueden encontrar son los escorpiones y unos gusanos rechonchos, ambos fritos, por lo que tampoco se puede decir que estén ni buenos ni malos, resultan bastante indiferentes para mi gusto. También puedes comer cangrejos fritos ensartados en un pincho que te tomas con cáscara incluida. El marisco no esperéis comerlo crudo, porque los chinos tienen que cocinarlo todo (los del pescado crudo son los japos), así que todo lo hacen como a la brasa (en el ya citado hace tiempo “carburador”) y luego lo atiborran de pimentón y cilantro; para mí es una aberración, hace que todo sepa igual y no se disfruta en absoluto del sabor del marisco. En una ocasión fuimos a un sitio a comernos unas ostras y sí que nos las tomamos crudas y con limón, pero porque así lo pedimos y nosotros mismos tuvimos que ir a comprar el limón, ya que aquí en China no es nada común.

Sobre la cerveza hay que decir que debido a la fábrica es un producto mucho más común que en cualquier otro sitio. Un barril de 35 kilos, creo que era, cuesta unos 5,5€ y por todas partes hay puestos con sus barriles en medio de la calle vendiendo cerveza ya sea en jarra para tomar ahí mismo en un momento o en ¡bolsas de plástico!. La calle de la cerveza, donde está la fábrica, tiene innumerables restaurantes con terraza para comer marisco acompañado siempre de una cerveza. Es sorprendente como en una calle tan llamativa, llena de luces, con detalles como monumentos, bancos y papeleras con referencia a la cerveza, la única forma de tomarte una es en un restaurante, porque ¡no hay bares! Sería un sitio ideal para poner una buena calle repleta de garitos de noche, pero en cambio a la una de la noche ya no queda nada allí. La historia de la fábrica de Tsingtao es la siguiente: cuando los alemanes llegaron allí, como alemanes que eran, tenían que beber cerveza, así que se empezaron a hacer su cerveza según su receta, inaugurando la fábrica en 1903, que con el tiempo ha pasado a ser la cerveza número uno en China con una producción de cientos de miles de toneladas al año. Con la primera guerra mundial y la invasión, pasó a ser de dominio japonés y luego ya no seguí leyendo más carteles así que no sé como sigue. La visita está bastante bien, no sólo te cuentan la historia, sino que también se ve el proceso de embotellado y empaquetado [aquí pondré un vídeo] que impresiona bastante. A mitad y al final te dan sendas cervezas; el último bar de hecho es de acceso libre y tiene un ambiente genial.

Y hablando de la cerveza ahora toca hablar de la Fiesta de la Cerveza, que es a lo que hay que ir y que este año ha tocado del 11 al 26 de agosto. El recinto está lejos del centro, al Este al lado de la mejor playa que es la de Stoneman, tiene unas cuantas carpas llenas de mesas con bancos y un escenario, cada una de una cerveza, que aparte de la Tsingtao y la Snow todas son alemanas (Ambar aún no ha llegado), de hecho es como una Oktoberfest cutrecilla, además tiene atracciones que hacen la combinación ideal: te pones hasta arriba de birra y luego a la noria a echarlo todo desde lo más alto. En realidad parece que ahí se va más a comer que a beber, porque así como en Munich, o en Zaragoza, casi no se ve la superficie de las mesas de las jarras que hay, aquí sucede lo mismo pero por los platos de comida. Los espectáculos eran muy variados, pero sólo en una había tiroleses, que además cantaban cualquier tipo de canciones. Uno espera que esté plagado de extranjeros con ganas de marcha, pero la realidad es que apenas hay y el ambiente es completamente chino: la música sólo en chino, costumbres chinas como el constante “ganbei”, que implica tener que beber el vaso entero, y chinos descamisados todo piripis que suben al escenario y bailan tan a su manera. En cualquier caso, si uno quiere se lo puede pasar genial, disfrutando de lo amigables que son estos chinos, especialmente con nosotros, eso sí, para un extranjero un poco parado podría no ser tan divertido, ya que con tanto asiático se podría sentir algo aislado, solución: sentarse con unos chinos y dejarse llevar. En la parte II os cuento lo bien que me lo pasé yo. La cerveza que sirven, aparte de cara me parece a mí que no es muy fiable, por lo menos eso pensó mi estómago y el de unos cuantos del hostal.

Como información para visitantes voy a hablar de los dos hostales en los que estuve. Primero el YHA Qingdao Kaiyue; es bastante grande, y su zona de bar es maravillosa, merece la pena sólo por eso, las duchas es lo peor que tiene, ya que el agua caliente va fatal; en cuanto a la localización, no está cerca de nada, pero el taxi tampoco cuesta mucho (2-3€ a cualquier sitio) y los autobuses pasan con mucha frecuencia, y lo que sí que tiene cerca es el mercado de marisco que no hay que perderse. Segundo, el YHA Old Observatory, que está muy cerca del otro, pero un poco rebuscado; no tiene espacios comunes, así que me iba al bar del Kaiyue; debido a un problema con la reserva me pusieron en la peor habitación en el sótano con moteados verdes por la flora microscópica en las paredes y olor a humedad, las demás habitaciones estaban mejor, pero tampoco tenían armarios; mi cama, así como cualquier cama extra, era una litera a lo chino, es decir, sin colchón, aunque no se dormía tan mal. En cualquier caso, me cobraron sólo 3,5€, así que tampoco está tan mal, pero prefiero pagar los 4,5€ del otro y estar mejor.

 

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