Ya hemos empezado la aventura real, ya me han soltado por el mundo, así que ojito que voy. Por lo que voy escribiendo en mi diario personal creo que esto se va a volver más bien una guía de viaje que un cuento de aventuras, porque en Shanghai estaba afincado y me dedicaba a la vida ociosa, pero ahora es más un no parar de ver monumentos y viajar por el momento. En cualquier caso espero que gane en utilidad lo que pierda quizás en amenidad.
Por ser ameno vamos a contar, aunque es incontable, cuan estúpido soy a veces. Para comenzar bien el viaje ya perdí el avión a Hongkong, mis agradecimientos a Pablo que contribuyó altruístamente para que eso pudiera suceder. Briconsejo: no os paséis con las fiestas de despedida, que se van de las manos. Afortunadamente con el superbillete megaguay que tengo no supuso cargo alguno y al día siguiente cogí otro sin problemas. El problema estuvo que yo debía llegar antes que la pobre Carla, y llegué casi un día más tarde. Pero si supierais como son las Chungking Mansions, realmente entenderíais la situación de que una pequeñita jovencita desorientada tuviera que dormir allí porque era donde habíamos quedado. Me preocupe por ella, pero cuando llegué yo y lo vi comprendí su miedo y el odio que me podía llegar a profesar. Pero como es muy buena sé que me quiere. ;) No voy a describirlas, simplemente las voy a DESACONSEJAR, hay sitios igual de baratos y mucho mejores, véase Dragon Hostel en Argille 83.
Hongkong es el colmo de la civilización, todo extra limpio, nuevo (excepto las Chunking), lleno de carteles de no se puede esto, no se puede lo otro y la multa correspondiente, por ejemplo no se puede fumar en muchas calles, y todo muy organizado. Los policías son un ejemplo claro, bien aparentes, amables, eficientes... en cambio sorprendentemente te encuentras mucha gente de ahí que hace tiempo perdio el sentido de la simpatía y son extrañamente bordes sin razón aparente. Hay muchos indios y éstos suelen ser muy agradables, aunque bastantes es por puro interés. Es una ciudad, como todo el mundo sabe, en la que crecen rascacielos por todas partes, pero a diferencia de Shanghai, están todos muy apretados y observar tal densidad de enormes edificios desde la orilla de enfrente resulta impresionante. Al ser así, existen constantes pasos a niveles para cruzar las calles que comunican las primeras plantas de los centros comerciales y se puede recorrer gran parte de Hongkong sin pisar la calle. Lo bueno que tiene es que es realmente pequeño en superficie, por lo que en seguida se llega a los sitios, no como otras ciudades que yo me sé… Es recomendable el museo de historia de Hongkong, bien hecho, especialmente interesante la última parte que va del siglo XX y barato, 1€. Del de ciencia que está al lado no puedo decir nada porque no lo vi.
Un día fuimos a Aberdeen, un pueblo pesquero del sur donde se supone que hay muchos “sampanes” (un tipo de barco), pero que realmente no es como me esperaba, lo típico de las películas de un montón de barcos amarrados donde hacen vida y que para llegar a uno tienes que pasar por cinco primero. Fue emocionante ir por unos astilleros donde reparaban barcos, hechos a base de tablones procedentes de mil sitios distintos, clavados de mala manera hasta conseguir una superficie más o menos estable encima del agua, sobre todo porque nos sorprendió una jauría de perros que hizo que tuvieramos que correr entre los maderos y los barcos y por poco nos obliga a tirarnos al agua. Posteriormente fuimos al Ocean Park, donde tuvimos la pericia de colarnos y menos mal, porque realmente no nos parecio digno de valer los 18€ que costaba. Es incomprensible como pueden organizar un parque de atracciones tan mal, cuesta mucho ir de un sitio a otro, poco señalizado y encima no tiene casi atracciones. Simpáticos los delfines y leones marinos, pero en Tenerife, en el Loro Parque, son mucho más.
Otro día nos fuimos a Macao, Las Vegas asiática. Es gracioso viajar a otro país y tener que pasar todos los trámites de la aduana cuando uno sólo va a estar un rato para ir de cachondeo por la noche, por lo menos el pasaporte te queda más bonito. Visitamos unos cuantos casinos y en uno de ellos me decidí a apostar cual ludopata, 20€ al negro, perdí y me fui, ¡qué divertido es el juego! Como en Holanda había hecho lo mismo, pero al rojo y gané, el universo se quedó en equilibrio. Es chistoso que ni siquiera sabia que moneda manejaban allí, afortunadamente eran dolares hongkoneses con lo cual no hice el ridículo en la taquilla. Lástima que fueran las 4 de la mañana y no habia demasiado ambiente, pero eso no cierra y si te entra el insomnio a media noche siempre te puedes ir a perder un poco de dinero al casino. Que no se me olvide mencionar los majestuosos e impresionantes puentes que tiene, de lo mejor que he visto en ingeniería civil. Por último recuerdo la bonita imagen de los niños a las 8 de la manñana dispersos por las calles todo de blanco camino del colegio, majísimos.
Ya estoy en Nepal y aun me falta hablar de la India, pero estoy harto de este ordenador de m... y encima me echan, así que a ver si la próxima vez puedo más y mejor, porque esto sé que ha quedado un chusco de cuidao y ni os he podido poner fotos. Echo de menos mi ordenador (y a mi madre también, que si no se enfada).
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