Llegar a Tailandia fue como llegar al paraíso, que sí, que estaba muy feliz yo en mi pueblo perdido en las montañas, con la naturaleza, viviendo con lo justo y sin ningún lujo, pero lo de llegar a Bangkok y ver tal diversidad de comida, todo bonito, limpio, organizado, alojarme por cuatro duros en un sitio decente y darme un masajito de una hora por 4€, tampoco está nada mal. Me causó por lo tanto una estupenda impresión, tanto que hasta podría considerar pasarme una temporadita en un futuro, que es una gran ciudad y su localización y facilidad para realizar "excursiones" es perfecta.
En lo primero que uno repara es en lo que veneran a su rey, es casi increíble, imágenes de él por toda la ciudad, en cuadros, calendarios, por todas partes, y es una desgracia, porque el tío es bien feo con lo cual el intento de adornar con su imagen no es muy acertado, aunque afortunadamente la reina no es tan alabada, porque la condenada también tiene lo suyo. Porque es curioso que las tailandesas de jóvenes pueden ser guapas, pero con los años no sé que les pasa que pierden muchísimo, ganan en anchura una barbaridad, así que ojo con casarse con una, que no es oro todo lo que reluce. El país aparenta ser rico, es como si les hubiera tocado la lotería y hayan comprado todo nuevo, reparan en detalles que cualquiera dejaría de lado, las calles limpias y adornadas con flores, luces e incluso coloridas telas colgando. Se les ve muy orgullosos de su país, y no es para menos, a mí me encanta, y si todo es gracias al rey, yo lo alabaría igual, buen trabajo.
Lo malo de Bangkok es sin duda el tráfico, como es propio de una gran ciudad, es imposible y en horas punta más vale ir en moto, ni si quiera el tuk-tuk te va a librar de los atascos. Son muy llamativos los taxis, casi tuneados deportivos con spoilers y de colores chillones como rosa o amarillo. Lo que más se lleva son las pick-up, camionetas con espacio abierto para carga detrás, y en general casi todos los vehículos son nuevos. El primer sitio donde uno suele aterrizar es Khao San Road, gueto turístico plagado de sitios para comer, bares y lleno hasta arriba de extranjeros, sonará feo, pero esta bien, es agradable y te puedes divertir y conocer gente. Ahí tienes todas las facilidades y uno se siente bien cómodo, porque a pesar de ser gueto, los precios no son abusivos, aunque yéndose un par de calles más lejos las cosas menguan de precio ligeramente. En cualquier caso es muchísimo mejor que el otro centro turístico, Silom, donde te atosigan con ofertas de masajes "especiales" y los precios son ridículamente altos. Si uno quiere un meneito fácil con alguna tailandesa, que vaya ahí, pero a la mayoría de la gente le disgusta esa zona, aunque justo al lado hay un parque bien agradable donde la gente suele ir a hacer deporte e incluso por ahí cerca hay un sitio donde ordeñan serpientes para hacer antiveneno y se puede visitar. En cualquier caso siempre es recomendable visitar lo bueno y lo malo, primero, porque lo que para uno es bueno, para otro puede ser malo, y viceversa, y segundo porque así se amplia la perspectiva de uno, su capacidad de criterio y se puede dar más valor a las cosas buenas.
Visita obligatoria es el Palacio Real, magnífica obra de restauración, de un recinto que aún se usa para ceremonias oficiales y que es un maravilloso ejemplo de la construcción tailandesa. El lugar está impecable y es grandioso, eso es bastante comprensible por el dinero que sacan con las entradas e incluso con las cajas de donaciones que abundan por todos lados y están extrañamente llenas. En cualquier caso, hacen un gran esfuerzo por mantenerlo y apuesto a que si rompieras algo, al día siguiente ya lo estarían arreglando. Muy bonito.
Tienen multitud de mercados, de diversa índole, desde fruta o ropa hasta de amuletos, sí como suena, un montón de tiendecitas al lado del río concentradas en unos estrechos pasillos donde venden mayormente figuritas de Buda, tan venerado y ubicuo como el rey, que la gente usa como amuletos ya sea colgándolos del retrovisor o del cuello encerrados en un voluptuoso disco transparente. Es muy curioso ver como pueden vender tantas figuritas y ver como la gente va ahí lupa en mano para asegurarse de que hace una buena compra.
Fui al típico combate de "Muay Thai", tai boxing. Si vais a visitar otro sitio en Tailandia mejor no ir en Bangkok, porque para extranjeros la entrada vale 1000, 1500 o 2000 baht, un poquito cara, y en otros sitios puede costar varias veces menos. En cualquier caso, si vais cogeros la de 1500. Para mi sorpresa los primeros combates eran entre críos, pero de todas formas, en un deporte donde prácticamente todo vale, incluso los mayores no era algo tan violento como cabría esperar. Los combates abundan también por televisión, así que tampoco es muy imprescindible ir a verlos en vivo, pero el aliciente está casi más en el ambiente, con la música en vivo que le añade tensión al encuentro y sobre todo el tema de las apuestas, porque los tais se emocionan y son todo vítores y manos alzadas. El ritual de los combatientes antes de darse de leches también es curioso, ya ves a los dos dando vueltas por el ring, arrodillándose y haciendo movimientos raros durante cinco minutos pidiendo suerte a los dioses.
Un sitio que me gustó bastante fue Chinatown, miles y miles de tiendas, y no exagero, concentradas y densas repartidas por diferentes pasillos bien estrechos, quizás agobiante, pero para pasar un rato de shopping genial. Y si uno piensa venir a Tailandia, que venga con lo puesto, porque con la diversidad y precios de aquí uno se puede llenar el armario a reventar por cuatro duros, incluso comprarse la maleta para volver que también van baratas, y lo digo en serio, yo la próxima vez que venga igual traigo sólo una bolsa de plástico con el neceser y unos calzones.
De Bangkok me fui a Koh Chang, una isla al Noreste, pero eso será en el próximo post. Viajar por Tailandia a diferencia de India y Nepal, es lo más fácil y cómodo que hay, todos los buses son comodísimos, mucho mejores que los españoles y además salen muy baratos. Después de las horas y horas echadas en los autobuses nepaleses viajar en un bus de aquí es comparable a ir en una nube. Además estéticamente no tienen desperdicio, en el space ya pondré unas fotos.
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