Ya he hablado de Camboya en general, ahora toca hablar de Sihanoukville, Phnom Penh y Siem Reap. Voy a citarlos en orden cronológico según los visité, que coincide inversamente con su interés.
Sihanoukville es prácticamente el único sitio de playa de Camboya y quizás sea por eso que no tiene ningún aliciente, sobre todo después de la querida Koh Chang, con su maravilloso ambiente de la Tree House. Me decepcionó muchísimo y en seguida huí de allí. Es un sitio con una playa estrecha llena de tumbonas plagado de ingleses y americanos en la que no hay gran cosa que hacer ni el ambiente tiene nada de mágico. Lo habitual es pasarse el día tumbado tomando cervezas o cócteles y lo que llevan los vendedores ambulantes, que incluso van con una parrilla portátil para prepararte cualquier pincho de calamares o pollo por ejemplo, y si te da el punto, darte un masaje ahí mismo sin moverte del sitio. La noche no me pareció tampoco especialmente divertida, tanta gente que hay por el día tostándose en la playa y en cambio no salen tanto de fiesta. Encima hay que añadir que una considerable parte son putillas. Tiene una cosa buena, cerca hay una isla, que si es agradable, bonita, tranquilísima y se está a gusto. Hay viajes organizados por todos lados por $10 que incluyen barbacoa y snorkeling, aunque no es demasiado especial. Pagando un poco hasta se puede dormir en unas cabañas que hay en la playa más tranquila, sin comodidades, pero muy bonito. Otro punto bueno es que el alojamiento puede salir realmente barato, $0, que vienen a ser 0€ al cambio; sí, como lees, hay un sitio que se llama Utopia que tiene dormitorio gratis, evidentemente no es lujoso, pero no está nada mal y especialmente el baño es muy decente, mucho mas que en cualquier sitio barato. Me consta que hay otro sitio, pero que tienes que comer dos veces al día allí, algo que tampoco sale muy caro.
Phnom Penh es la capital. Tiene un par de guetos para turistas, donde puedes encontrar todas las comodidades y se está bien. El palacio real no lo visité porque era especialmente caro, quizás $6.25 no lo parezca, pero para ahí lo es, y en cualquier caso difícilmente podía superar al de Bangkok siendo además del mismo estilo. Alquilar una bici resulta ridículamente barato y la diversión por el caótico tráfico de la ciudad está garantizada. Lo más importante e ineludible de la ciudad es el museo S-21, que es un antiguo colegio que utilizaron durante la guerra para confinar y torturar a “enemigos” del régimen. Quita el aliento, es espeluznante y realmente dramático. Me impresionó tanto que no pude evitar comprarme el libro “The killing fields” que trata sobre la guerra en Camboya, que si bien toda guerra es triste y cruel, y soy consciente de que en otros sitios se han hecho y siguen haciendo cosas peores, lo que se hizo allí, mandando a toda la población a trabajar infrahumanamente en el campo y asesinando sin pudor alguno por cualquier estúpida razón, es realmente salvaje. El saber lo que pasó en ese país, tan sólo hace 30 años, te hace verlo de otra manera, y te hace tener en mente constantemente que la gente que estás viendo por la calle lo ha vivido e inspira un profundo respeto y comprensión; de hecho los camboyanos son unas personas extremadamente agradables y ante todo humildes en todos los sentidos. A esa visita hay que añadir los campos de exterminio, los “Killing Fields”, que era donde finalmente ejecutaban a los prisioneros y los enterraban en fosas comunes. Aunque hay multitud esparcidos por todo el país, en estos se encontraron más de 8000 cuerpos y se puede ver un monumento donde se encuentran cientos de ellos. Caminando por entre las fosas hay restos de ropa, e incluso algún hueso, que deduzco habrán puesto o dejado apropósito. El sitio se encuentra a unos 15km de la ciudad, aunque es bastante se puede hacer en bici porque es llano. Como ya dije en el anterior post, en Camboya se puede hacer de todo, y una de las cosas que nunca conseguirás hacer en España es disparar una Colt 45 o un AK-47 como hice. Es impresionante si nunca has disparado antes, porque en las películas sólo ves como aprietan el gatillo, pero en la realidad es una auténtica explosión lo que sucede justo delante de ti, es una curiosa sensación, que realmente me sorprendió, no me lo esperaba así. Por supuesto, la foto con la pinta de tío duro que te da el Kalasnikov no tiene precio. Para completar el día participé en una timba de póker, no me costó mucho perder los $5 que hacían falta para jugar, pero la experiencia estuvo bien. He descubierto que, así como en España participar en una timba, es algo bastante ludópata, en otros países, es relativamente frecuente, como ya he comprobado en Australia. Descubrí una cosa curiosa, una calle repleta de locales abiertos con bancos y una pizarra donde los profesores con la ayuda de un micrófono daban clases de inglés y de cómo hacer de guía, donde enseñaban las típicas frases gancho para ganarse al turista. Me puse a preguntar y en seguida me ofrecieron trabajo con horario completamente flexible a unos $10 la hora, que para allí no está nada mal. Para que os hagáis una idea de cuanto ganan por ahí, cuando fui a cortarme el pelo le pregunté a la peluquera cuanto ganaba, estaba a pensión completa, pero trabajaba siete días a la semana de diez a diez, hablaba perfectamente inglés y estaba en un sitio para turistas y sólo le pagaban $60 al mes, que vienen a ser poco más de 40€.
Después quería ir a Kompong Chhnang para coger un barco hasta Siem Reap, pero la cagué y a mitad de camino me di cuenta de que estaba yendo a Kompong Cham. Afortunadamente me di cuenta a tiempo y me cambié de autobús para ir directamente a Siem Reap, aunque me perdí el viaje en barco y la visita a Kompong Luong, un pueblo flotante que había de camino.
Y llegamos a lo mejor, Siem Reap, el lugar donde se encuentra quizás lo más espectacular que haya visto nunca. Los templos son colosales, salvajes y simplemente impresionantes. Angkor Wat es el más reputado porque es el más grande y está muy restaurado y cuidado. Está bien y es un buen comienzo, pero después de ver algunos de los otros te das cuenta de que no es el mejor. Bayon es genial, tiene decenas de caras gigantes esculpidas, una densidad y color oscuro impactantes, me encantó. Banteay Srei está muy lejos y no es tan maravilloso, por lo que yo diría que no merece la pena, pero de camino está el museo de las minas antipersonas, que aunque no es grande, si uno presta atención, puede comprender lo diabólicas que son y resulta difícil de entender cómo alguien puede perder su tiempo en crear algo para mutilar de esa manera. Me sentiría muy culpable si diseñara algo así. Camboya es desgraciadamente famosa porque aún quedan muchas minas esparcidas y activas y puede resultar peligroso andar por según que zonas. Otro que también estaba lejos, pero por su densidad y buen estado sí que merece la pena es Banteay Samré. Pero sin duda, el mejor, el más salvaje, la mejor muestra de que esos templos fueron construidos en medio de la selva, es Ta Prohm. Es alucinante, árboles gigantescos, naciendo de las piedras del techo, derribando muros, apoderándose salvajemente de lo que ha hecho el hombre. Uno se siente como un explorador y el que lo descubrió por primera vez en siglos fue la persona más afortunada del mundo. Éste es el que aparece en la película Tom Raider.
Como esto ya empieza a ser demasiado extenso, lo poco que queda, para el siguiente post.
No hay comentarios:
Publicar un comentario