En mis deseos de huir de Adelaide, al final encontré la salida. El problema estaba en que sólo estaba allí para diez días y me pillaba por medio el Año Nuevo, por eso no podía irme demasiado lejos y en Australia todo está de hecho demasiado lejos. Me quedaban menos de cuatro días para irme y era ya de noche cuando conocí a mis compañeros de excursión, alguien mencionó la isla y yo salté y dije que nos fuéramos mañana. No estaba en sus planes, pero conseguí convencer a una hongkonesa y a un japonés para que se vinieran conmigo. A las 6 de la mañana arriba y cogemos un autobús, que cuando lleguemos ya veremos cómo nos las apañamos con el alojamiento y el transporte por la isla, cosa que ya de entrada no es fácil, porque la oferta es muy limitada. Al final nos las arreglamos para conseguir un coche alquilado, aunque tuvimos que hacer cien kilómetros extra para ir a buscarlo, y un agradable hostal donde se nos unió otro japonés al grupito. El día siguiente pareció más difícil lo del alojamiento, pero al final lo conseguimos.
Y aquí quiero mencionar uno de los pensamientos que siempre me vienen a la mente cuando quiero hacer algo: "conseguir hacer algo es tan sencillo como desearlo", esto es especialmente aplicable a viajar, sólo que hay que decidirse y moverse, aunque ello no quiere decir que cueste trabajo ni sea complicado, de hecho al final siempre sale todo aunque no tuvieras nada planeado. Sí, a muchos nos gustaría dar la vuelta al mundo, pero no se puede porque hay muchas cosas por medio, yo me las quité, porque tenía un deseo que cumplir. Si tienes un trabajo puedes dimitir o pedir una excedencia, tú verás qué te interesa más, cuánto quieres que tus sueños se hagan realidad, si tienes una familia, te la puedes llevar contigo, será una experiencia magnífica para todos. Pero, ¿por qué tiene que considerarse eso una locura? Para mí desperciciar la vida sin hacer lo que te gustaría, lo que te puede hacer feliz, eso es una locura. Trabajos puedes tener muchos, vidas según mis creencias, sólo una. En cualquier caso, hablo de viajar porque a mí me gusta, pero cuando hablo de sueños puede referirse a estudiar esa carrera que nunca estudiaste, declararse a la persona que nunca te atreviste o saltar en pelotas al campo en medio de un partido de fútbol si eso te hace feliz. Ya me estoy saliendo por la tangente, volvamos al tema de los canguros.
La primera atracción de la que disfrutamos fue el ver dar de comer a los pelícanos. No era ningún parque ni nada, sólo un hombre que todos los días va a las rocas con un cubo lleno de peces y monta un pequeño show a cambio de una propina. La verdad es que estuvo genial, esos bichos me gustan, son enormes, no me los esperaba tan grandes, y los ojos son graciosísimos, parecen de mentira, que los tengan pintados en la cabeza. Es increíble como pueden engullir el pescado que jurarías que se van a asfixiar, parece completamente imposible que esos trozos puedan pasar por un cuello que es la mitad de estrecho y no se atraganten. Imaginad lo que eran capaces de tragar que después alguno hasta ni podía volar. Además no tienen miedo a la gente y los tienes de ti alrededor sin problemas.
Lo segundo fue por la noche ir a ver un pequeño museo marino y los pingüinos. Los que tienen ahí no son como la imagen que tenemos del típico pingüino rey grandote y con una piel piel negra brillante, son una mierdecilla de color pardo, pequeñaja y súper frágiles. Les tienen que mimar porque cualquier cosa les mata, de hecho un gato se puede cargar como a trece en una noche, la luz les ciega y les tienen que construir casitas. Yo pienso, si no puedes sobrevivir en este mundo por ti mismo es tu problema, te jodes y te extingues.
El día siguiente fue bien intenso, primero los leones marinos de Seal Bay, decenas de ellos tirados en la playa y tú andando al lado, eso sí, después de haber pagado AU$13 y manteniendo las distancias.
Lo segundo, Little Sahara a surfear con una tabla por las dunas. Suena mucho más divertido de lo que es, porque es una completa parida, es arena, no nieve, por lo tanto ni resbala igual ni se pueden hacer tonterías, básicamente te tiras recto y a ver hasta donde llegas. Alquilar una tabla ¡¿cuatro horas?!, es imposible estar tanto rato subiendo las enormes dunas, costaba ¡¡AU$25!!. Nosotros la subarrentamos por AU$10 y cumplimos. Yo comprobé que la forma más divertida de bajar era dando volteretas, eso sí que estaba bien, porque con lo empinadas que eran, la inercia y la gravedad lo hacían todo y era casi imposible parar.
Después de una pequeña pausa en la playa para comernos el bocata de tortilla fuimos a ver a unos koalas. Esos bichos son lo más pasivo del mundo, vaya cosa más inerte. Yo me puse a escalar un poco los árboles y pude tocar a alguno, y los tíos por no moverse se dejaban.
La siguiene parada fueron las Remarkable Rocks, unos pedruscos de granito curiosamente erosionados. Me gustaron, se sacan buenas fotos. Este sitio tiene una particularidad, las moscas. Porque en Australia son las más pesadas del mundo, uno conoce a una mosca y gana un amigo inseparable para todo el viaje, incluso yendo en bici, cosa que comprobé, tienes siempre una mosca amiga que te acompaña. Aquí concretamente se llevan el Oscar a las más molestas; es fácil tener 30 en la camiseta, pero si te estás quieto pueden ser muchas más. Casi se puede decir que cuando te vas de allí, realmente no te vas, huyes.
Por último vimos otros leones marinos en unas formaciones rocosas y luego a hacer kilómetros de vuelta a casa antes de que anocheciera. No debes de conducir de noche a no ser que tengas un parachoques tipo "medaigualloquesemepongapordelantequeyosigomicaminosinparar", que son comunes por ahí, porque en cualquier momento te salta un wallaby, que es un bicho igual que el canguro pero más pequeño, y a seguir forrando de piel la carretera. Veríamos en total no menos de 30 marsupiales, pero no fue hasta el último día que vimos uno vivo. Y es que la deberían de llamar la Isla de los Canguros Muertos, que es lo que más abunda.
El último día hicimos lo más divertido e interesante, visitar el Paul's Place Wildlife, un sitio donde un hombre tiene un montón de animales de todo tipo y enredas con ellos, les das de comer o incluso puedes coger un canguro en brazos y darle el biberón. Las fotos y vídeos son geniales, dan envidia, pero aún no los he colgado. Tener una serpiente enorme por el cuello o que un emú comiera de mi cabeza fue de lo mejor. Como anécdota graciosa, Sofía, la taiwanesa, que le tiene miedo a todos los animales, fue perseguida por una oveja cual toro en dos ocasiones. La pobre estaba acojonada y la oveja, muy cabrona ella, se divertía a su costa disfrutando de hacérselo pasar mal a un humano. El grupo, unas 20 personas, nos descojonábamos, porque era realmente graciosa la situación, y después la pobre aún soltó alguna lágrima.
Lo más normal es cogerse un paquete para visitar la isla que haces prácticamente lo mismo que hicimos, de hecho teníamos un folleto e íbamos siguiendo más o menos lo que se hace en el tour. Nuevamente quedó demostrado que los paquetes siempre salen mucho más caros y hacerlo por tu cuenta es muy agradable y divertido. Los paquetes cuestan unos AU$460 y a nosotros, incluyendo absolutamente todo, nos salió por AU$320.
No hay comentarios:
Publicar un comentario