Si soy un loco por vivir esta aventura, ¿qué son los que tienen sueños y no los cumplen?

martes, 13 de mayo de 2008

Hollywood

Zaragoza 14/05/08

Se me había pasado que antes de San Diego, volviendo de San Francisco, paré unos días en Hollywood, en el entretenido Banana bungalow, porque no podía irme de allí sin intentar convertirme en una estrella. Mi objetivo era hacer un casting, cual y su resultado me era completamente indiferente. Como soy así y siempre dejo las cosas para el final, para cuando me apunté en un sitio por Internet para encontrar audiciones ya fue muy tarde, ahora me llenan el correo con ofertas, pero ya de poco me sirven. Desgraciadamente a mi manager Françoise, un encanto de mujer que se alojaba temporalmente en el hostal, también la conocí demasiado tarde tan sólo un par de días antes de irme y ya no pudo hacer nada por mí.

Lo que sí consiguió fue un pase de público a la televisión, a la CBS al show de Craig Ferguson “Late, late night”. Fue muy curioso ver como funciona todo ese mundillo. Todo era realmente simple, está completamente estructurado y cada parte del programa estaba perfectamente definida y era independiente de las demás, con lo cual el montaje es muy sencillo porque pueden pegar trozos de cualquier día. Como invitados esa noche estuvieron Dennis Hopper, actor veterano, y a Yunjim Kim, la coreana de Lost”. En cualquier caso como si hubiera venido el Papa, porque en cinco minutos de entrevista les da para saludarse, decir dos tontadas sin interés y nada más. ¡Qué cosa más insípida! Lo que si fue buenísimo fue el calentador, que para que aplaudas y te rías bien durante el show, una hora antes del programa ya está haciendo que te descojones y no paras en todo el rato, que parece una sesión de risoterapia. A ése, que era un crack, y no al graciosillo del Ferguson con sus chistes fáciles, es al que deberían de poner de presentador.

Sin tener especial relación con nadie del hostal, le comenté a unos que me iba en ese momento a una fiesta universitaria, aunque en realidad yo no tenía nada, pero la anterior vez que estuve en Los Angeles ya la estuve buscando, y esta vez ya sabía por cuándo y dónde encontrarla. Después de un rato de indecisiones al final no me fui solo, sino con un variopinto grupo internacional. Cuando llegamos a la universidad resultó para nuestra sorpresa y asombro que justamente jugaban U.C.L.A. contra Stanford, es decir, partidazo de baloncesto, lo más típicamente americano posible. No era ninguna tontería, el estadio de la universidad, que como ya comenté no era pequeño, lleno hasta la bandera, reventa, limusinas y sobre todo mucho ambiente. Terminamos viéndolo en un bar cercano repleto de televisores y aficionados. Fue tremendo, qué emoción, hasta yo que paso del baloncesto estaba exaltado perdido, porque si ellos se estaban jugando la liga o lo que fuera, nosotros nos estábamos jugando que luego la gente tuviera ganas de cachondeo, que era a lo que habíamos venido. El partido no pudo ser mejor, porque empezaron perdiendo todo el rato por unos diez, tensión, desesperación… y justo al final remontaron y ganaron de unos ocho. No podría haber pedido un desenlace mejor.
Ya antes de ir al bar quedaron manifiestas dudas por parte de mis seguidores de que encontráramos la fiesta, aunque no por la mía. Salimos al terminar el partido y nos pusimos a andar hacia donde yo sabía que se montaba juerga. La aparente tranquilidad de la calle hizo que sus dudas aumentaran y yo les insistía en que aún no habíamos llegado a la zona cero. De repente empezamos a oír música y, como perros oliendo unas costillas en la barbacoa, seguimos el rastro hasta que nos encontramos con una pedazo de casa de tres pisos donde estaban montando una bacanal con la música a tope. Desgraciadamente esa fiesta estaba tan bien montada que hasta habían contratado a unos pequeños gorilones para controlar el acceso, y por supuesto nosotros no estábamos en la lista de invitados. Lo mismo pasó con la fiesta de al lado. El equipo se me estaba viniendo abajo en ánimos, y ya casi estaban barajando irse, pero yo seguía completamente convencido y no estaba dispuesto a desistir hasta encontrar mi fiesta perdida. Y volvimos la esquina y encontramos una casa de estudiantes donde también la estaban montando, pero menos profesionalmente, por lo que no tenían seguratas. Yo sin mirar atrás para ver si me seguían entré directo y hasta el fondo, agarré un vaso y me empecé a servir una copa como Pedro por su casa y empecé a hablar sobre el partidazo y de que qué bien que habíamos ganado con el primero que me encontré. Al minuto ya entró mi séquito, de forma algo tímida, pero en seguida comprobaron que había que soltarse la melena y disfrutar, porque habíamos conseguido nuestro objetivo.


(El "International Team" en activo)


(No estuvo mal la fiesta)

Así pues es lo que hicimos, disfrutar, recorriéndonos la casa de arriba abajo, siempre con bebida en la mano y hablando con la gente. Era gracioso que en varias ocasiones repararon en que nosotros no éramos de la casa y yo les salía con que conocía a John, me hacía el tonto y en seguida les cambiaba el tema y me ponía a hablar del partido o de lo bien que estaba la fiesta. Por conseguir hacerles vivir la típica fiesta americana y otros detalles les dejé asombrados, pero desgraciadamente me fui al día siguiente por la mañana a mi siguiente destino, Tijuana, y ya no los volví a ver.

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