La vuelta al mundo en x días

Si soy un loco por vivir esta aventura, ¿qué son los que tienen sueños y no los cumplen?

lunes, 11 de mayo de 2015

Respuesta a la resolución de la denuncia contra la policía de San Francisco

Más vale tarde que nunca. Depués de la anecdotilla de la policia de San Francisco, obviamente los demandé. Un tiempo más tarde, después de haberme entrevistado con un investigador supuestamente independiente recibí la resolución del caso en la cual constaba que no veían ningún indicio de abuso de autoridad. Esta fue mi respuesta:

"Thank you very much for you attention, but you don't need to worry anymore, I have already forgiven them. I'm just sorry for what happened that night, but there is nothing I can do to change it. Despite they treated me so badly, despite they broke my camera, my sweater and my coat, which I didn't declare because at first I didn't notice it, and despite they did that with any reason at all, I still forgive them. I have already repaired my cloths and the camera is no longer waterproof, but if I don't dive with it, it is no problem. And about the awful night they made me lived, it is still an experience, and experience is something always good, and now I have an incredible story to tell. 

As an experience it helped me to know more about your society, and I have realized that you are not guilty of the education you have. I completely understand, that you cannot accuse them for misbehavior, since it would mean to recognize that something is not right there and you would put your people into problems. If your answer is really what you think, then I find it absolutely incredible. I'm an educated person, I'm electronics engineer and mechatronics engineer, I speak five languages, I'm not the kind of person that uses to get into troubles, I'm really not the dangerous criminal that I was treated as. I don't believe that a person standing hands up and saying "I do nothing, I stay cool" deserves to be thrown to the ground in that salvage way, arrested with the help of like eight policemen, and been said that I was drunk and even under drugs, despite actually not even disturbing, and answered that a test for probing this accusations was not possible. I don't find this a normal situation, and, in the way it was, it was even too much for a real criminal. 

But as I've said, you are not guilty of that, the problem is in the education, in the lack of knowledge, of culture, of knowing how the world is outside the U.S.A. I have traveled all around the world, visiting more than thirty countries,and doubtless from all them your country was the most unsafe, after China, the one with less freedom, and of course the one with less common sense. It's amazing how people believe that life is a movie, how they believe everything they are told, how they are controlled and how they are unable to think by themselves. So I completely understand that the police was acting like in an action movie, it's your nature, but was it necessary to be so impolite and rude the whole time, although I was behaving and being polite at every moment? Be a superhero saving the country from me if you want, be the SWAT in a special mission arresting a poor innocent guy between eight agents, but please be also a person and behave like that.

I know that the fact that I'm a foreigner means that I'm bad and not welcomed and that it is impossible to win a case like this. But take into account that you are also not very good considered abroad, you believe you are saving the world, and the reality is that you are screwing it, you have done it the whole history, you did it in Vietnam, Cambodia, Iraq, Panama, Afghanistan... And I advise you that the reality is not what they say on TV. The U.S.A. has a view from the world, but it is different to the whole world's one.

Travel, read, learn and you will get your own thoughts and know the reality.

I should have sued Hollywood or the television, they are actually guilty.  

Thank you so much.

Greets,
Daniel Gomez"

...¡Qué a gusto me quedé!

jueves, 12 de marzo de 2009

Las cifras del viaje

Zaragoza, 12/03/2009

Casi un año después del retorno y aún no he acabado el blog, ¡qué vergüenza! Ahora sí que ya lo termino, y lo voy a hacer con números, como buen ingeniero que soy.

Las cifras del viaje son éstas:

  • Costo: unos 13.000€
  • Vuelos: 22 (sin contar con el de paracaidismo)
  • Países: 12 (sin contar Singapur e incluyendo Macao y Hongkong)
  • Ciudades: entorno a 35
  • Millas/Kilómetros en avión: 36.622mil/58.940Km
  • Teléfonos móviles usados: 7
  • Números de teléfono usados: 8
  • Mp3's usados: 3
  • Cámaras de fotos compradas: 2
  • Aparatos electrónicos perdidos: 6 (1 cámara, 2 mp3's y 3 móviles [gracias Carla por tu ayuda ;) ])
  • Mujeres: ...
  • Postales enviadas: 115
  • Páginas de diario: 308
  • Post en el blog: 84
  • ...y el valor de X en el título del blog:

X = 372

Y para finalizar he preparado un precioso vídeo, disfrutadlo.


Un saludo y gracias por leer.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Los consejos del viajero

Barcelona, 12/01/09

Obviamente un viaje como este es una gran experiencia de la vida de la que se aprenden muchísimas cosas; ahora concretamente voy a listar algunos útiles consejos, de viaje exclusivamente, que he descubierto durante esta aventura.

Consejos y experiencias del viajero:

  1. Inglés fluido completamente obligatorio para poder, no sólo desenvolverse, sino, más importante, para poder relacionarse bien.
  2. Importantísimo: la mejor forma de hacer el equipaje es compartimentar la ropa haciendo montones como si fuera para colocarlos en una estantería y después envolverlos con un pantalón, una toalla o meterlos en una bolsa. Así en pocos segundos se puede meter y sacar todo, especialmente práctico en el caso de una mochila, la ropa se arruga poco y está lista para meterla a un armario.
  3. Es recomendable deshacer el equipaje nada más llegar a un sitio, aunque se vaya a estar incluso un día, que con el sistema anterior no cuesta nada, y así gozar de comodidad desde el primer momento y evitar que la ropa se arrugue.
  4. Cosas casi obligatorias para viajar: una navaja multiusos, superglue, una pequeña linterna, mechero, set de costura, uno o varios candados, una fina cadena puede ser útil también, libreta y un pequeño kit de primeros auxilios y medicinas, principalmente pensando para heridas y diarrea.
  5. Un viaje como este se puede hacer con sorprendentemente poco equipaje, es importantísimo viajar sólo con lo imprescindible y si algo molesta o no lo usas no tener reparo en dejarlo atrás. En los hostales se puede donar cualquier cosa. La diferencia entre cargar mucho e ir ligero cuando uno se mueve tanto es abismal.
  6. La enclenque e infravalorada manta de los aviones, que recuerdo que uno se puede llevar sin preocupación, es uno de los objetos más polivalentes y prácticos para un viajero, puede servir como bufanda, almohada, capa, para compartimentar el equipaje, cojín para los hombros para llevar la mochila, cubre sofás, toalla, mantel para el suelo e incluso …¡como manta!
  7. Como abrigo, un dos piezas de forro polar y cortavientos es ideal porque sirve desde para un poco de fresco hasta para el frío intenso y la lluvia.
  8. El simplón jabón de mano, que en un hotel te dan gratis, es un perfecto sustituto de los voluminosos botes de gel y champú. Yo de hecho ya sólo uso pastilla para todo.
  9. Hay que tener un bolso o mochila para llevar siempre contigo las cosas importantes, bebida, algo de comer, de escribir, de leer, papel higiénico…
  10. Tener un libro es tenerlos todos; en los hostales casi siempre se pueden intercambiar por otros o también en tiendas de libros de segunda mano.
  11. Los paquetes de viaje siempre salen mucho más caros que hacerlo por cuenta propia. Al final lo turístico que haya que hacer es algo muy estándar que se encuentra por todas partes y con mucha competencia y por ello organizarlo es más fácil de lo que parece. Además al final siempre resulta más interesante que el paquete organizado y se hacen muchas más cosas.
  12. Las guías son caras, no tengas prisa por tenerla en adelanto y busca conseguirlas de segunda o vigésima mano en los hostales de destino o, en Asia, piratas en la calle. La Lonely Planet siempre es de confianza. Las Routard por otra parte son lo peor.
  13. En sitios muy turísticos las guías son completamente prescindibles, porque todo es muy estándar y fácil, todo el mundo hace lo mismo y preguntando, en dos días uno sabe todo lo que tiene que hacer ahí y cómo hacerlo.
  14. El billete de vuelta al mundo sale muy económico y tiene grandes ventajas como poder perder aviones sin problemas. Pero es importante para según que destinos y fechas, como Navidad, cerrar los vuelos con suficiente antelación, aunque incluso se puede llegar con el vuelo abierto al aeropuerto y si hay suerte te meten en el siguiente vuelo.
  15. Un año no es tanto tiempo como parece, es mejor hacer pocas paradas y estar por lo menos un mes en los sitios para poder vivirlos medianamente bien. Verdaderamente cambia la impresión de un lugar cuando uno se asienta y hace vida normal, que si sólo haces cuatro fotos y te vas. Así te producen sentimientos y recuerdos que remanen para siempre.
  16. Los hostales de YHA son una garantía segura, pero no siempre son la opción más barata, prueba a buscar “backpacker” en Internet, en cambio “bed & breakfast” suele ser caro y normalmente no tan bueno. En Nueva Zelanda los hostales de la cadena BBH son excepcionales.
  17. Hay que fijarse mucho en los espacios comunes de los hostales porque es donde la gente se junta y se hacen relaciones fácilmente, es un sustitutivo de la familia y amigos y es la mejor forma para conocer compañeros de viaje o de juerga simplemente.
  18. En las bibliotecas la información es gratis y a veces también Internet o simplemente usar los ordenadores para escribir, manejar fotos y luego conectarte un momento y mandar todo.
  19. En las universidades, que son algo interesante de visitar, no sólo tienen biblioteca con todas sus ventajas, además la comida suele ser barata, se puede conocer gente e informarse de alguna fiesta.
  20. Si duermes en un parque o similar, ojito con los aspersores. Igualmente, atención con que haya mucho rocío, porque el efecto puede ser igual que si hubiera llovido, con ponerse debajo de cualquier árbol o cubierta, aunque esté abierta, basta. Consejo aprendido a las duras.
  21. En sitios donde la gente quiere algo de ti rebautízate con un nombre que sea difícil de pronunciar y empadrónate en una ciudad imaginaria o extraña para que no puedan decirte “ey, Ermenegildo, ven aquí, no te vayas” ni recitarte la alineación del Pinseque Fútbol Club.
  22. No todo el mundo es igual para según quienes, ser europeo se considera un lujo y tiene ventajas como la libertad de poder entrar a cualquier país y que se fíen de ti, pero como contrapartida también se suele encarecer espontáneamente cualquier producto, por ello conviene decir que uno es chileno, por ejemplo, en lugar de español porque te suelen aplicar un descuento directo, ya que en España entienden que hay muchos euros.
  23. En el avión se puede conseguir un útil antifaz para dormir, muy práctico para los hostales o acampadas.
  24. Indispensable: en casi todos los hostales te pueden guardar el equipaje por un tiempo y casi siempre gratis; esencial para viajar ligero dejando todo lo que no vas a necesitar.
  25. En según que países se debe comprobar el precio oficial de las cosas, ya sean visados, entradas o lo que se suponga que tiene un precio estipulado aunque el que lo venda sea incluso un agente de la ley o un trabajador oficial completamente uniformado.
  26. Para el dinero lo más práctico es pagar siempre que se pueda con tarjeta de crédito, sin perderla de vista, por supuesto, y el efectivo sacarlo del cajero. Mirar las comisiones de vuestras tarjetas en el extranjero, porque puede haber diferencias de una a otra y a lo largo de un viaje así se nota. Atención que conviene sacar cada vez un mínimo porque hay una comisión fija, la cantidad mínima que interesa va entorno a los 50€ dependiendo de la comisiones. Conviene también llevar algún euro para salir de un apuro por si fallan las tarjetas, véase por pérdida, caducidad, límite excedido, no legible o “no hay un cajero en este puto pueblo”.
  27. Los botes con líquidos o cremas siempre metidos en bolsas de plástico, ya sea un botellín que se lleve en el bolso o el gel que está dentro del neceser; jode un poco acabar con la mitad de la ropa llena de champú o que se te moje el diario.
  28. Hay varias formas de dormir gratis, la naturaleza, hacerse un amigo y echarle cara, colarse en una cama libre de un hostal o trabajar un par de horas limpiando en el lugar donde te hospedas.
  29. No hace falta comprar mil botellines de agua, se compra una y se rellena cuando se pueda, ahorras dinero y plástico. Hervir el agua cuando no es potable es una opción completamente viable.
  30. En el aeropuerto absolutamente todo es caro, el duty free, la consigna, el cambio, transportes... evitar hacer uso de cualquiera de sus servicios.
  31. En según qué países siempre se inventan tasas aparte de lo pagado por un viaje, peajes, combustibles u otros servicios. Siempre negaros a pagar cualquier extra no esclarecido previamente, pensad que no os pueden obligar y que aunque no paguéis no os pueden hacer nada. Que se cabreen todo lo que quieran, generalmente es sólo teatrillo.
  32. Cagar en la naturaleza es más bonito que en el váter de casa.
  33. Yendo de acampada es importante condensar la comida, por ejemplo, los cacahuetes tienen mucha energía y no ocupan nada. Llevar caramelos también es una buena idea para dar algo de energía y matar el hambre. El menú más típico, los populares, ligeros y económicos paquetes de fideos.
  34. Una cacerola salpica menos que una sartén y se puede usar igualmente para cosas que sólo concebimos que se pueden hacer con la otra, como la carne.
  35. En Tailandia hay mucha mujer que no es mujer, y no siempre es evidente; sospecha a la mínima duda.
  36. En los fabulosos autobuses tailandeses también roban, ojito con dejar objetos de valor en la maleta.
  37. En Tailandia tus sandalias son mis sandalias; después de una fiesta tienes muchas posibilidades de volverte con otras, con lo cual no lleves unas muy buenas. Si les tienes aprecio un consejo es no dejar las dos juntas.
  38. En India ni se os ocurra coger el billete de tren más económico, es menos tortuoso, más bonito e igual de rápido hacerse mil kilómetros en bici.
  39. En India y Nepal en casi todos los productos pone en el envase el precio máximo de venta; que no te timen.
  40. Desconfiad siempre de los indios, aunque aparenten ser las personas más agradables, generosas y hospitalarias del mundo. Aunque haya algunos que realmente lo sean, la mayoría suelen ser increíblemente falsos y unos geniales timadores. Pensad que una persona normalmente no se dirige directamente a un desconocido si no es porque quiere algo.
  41. En Nueva Zelanda la mejor manera de viajar es sin duda el auto-stop, porque ahí es una costumbre muy extendida, es facilísimo, no es peligroso y además los transportes son proporcionalmente caros.
  42. A Australia y Nueva Zelanda no se puede entrar con comida, bebida, cosas de madera, barro en los zapatos, ni otras cosas, y son muy estrictos. Ojito con llevaros un jamón que te lo tiran a la basura.
  43. En el avión no se puede llevar más de un mechero y las cerillas estás prohibidas, aunque no es algo que comprueben. Y particularmente os recuerdo que a Australia no se permite entrar con más de cinco mecheros ;)
  44. Si al entrar a México no has pagado el impuesto de entrada, al salir esquiva a los de inmigración, que no es difícil, y te ahorras pagarlo.
  45. No se debe ir a ver la lucha libre vestido de rosa.
  46. La opinión sobre cada lugar es completamente dependiente de las experiencias vividas, por lo tanto es muy subjetiva y se debe comprender que lo que a uno le pareció maravilloso para otro puede ser horrible.
  47. Lo más importante no es el lugar que visitas, sino su ambiente y la gente. El sitio es sólo un aliciente, un fondo, aunque desde luego un escenario agradable fomenta las buenas experiencias.
  48. Viajar no es ver museos, hacer fotos de monumentos y marcharse, es vivir como se vive en un lugar, participar en sus costumbres y tratar de entender su estilo de vida. Para ello hace falta tiempo, no una cámara de fotos. Así es como se consiguen los recuerdos que perduran.

Última anecdotilla: Madrid

Las Palmas de Gran Canaria, 06/12/08

Más de medio año después de haber terminado el viaje, aún no había terminado el blog, …qué dejado soy. Ahora cuento lo que queda, que es solamente el pequeño incidente al llegar a España, las cifras del viaje y unos interesantes consejillos de viajero.

Cuando llegué a Madrid tenía que hacer una conexión y tuve que pernoctar una noche para esperar al avión de Zaragoza al día siguiente. Al llegar ya hice el check-in para el día siguiente y así no andar con las maletas por Madrid. Teniendo ya la tarjeta de embarque y sólo teniéndome que presentar en la puerta del avión, apuré un poquito con el tiempo al día siguiente; llegué concretamente unos cuatro minutos antes de la hora de salida del avión. Y… ¡qué cabrones, ya se habían ido! Lo más gracioso es que no me iban a esperar de todas formas, porque se confundieron al hacerme el check-in y me lo pusieron en el de las 9 de la mañana en vez de el de las 7 de la tarde y no me di cuenta, con lo cual aun llegando a tiempo iba a ser que tampoco, es decir, estaba predestinado a perderlo hiciera lo que hiciera. Pobres de los que ya estaban de camino al aeropuerto para recibirme, cómo me hice rogar para volver, con incertidumbre hasta el último instante. Lo mejor es que me fui a quejar del tremendo error (quizás olvidara mencionar que de todas formas yo había llegado tarde), se disculparon enfáticamente y no pusieron ninguna pega para conseguirme el vuelo del día siguiente el hotel, traslados, cena y desayuno. En el mostrador alucinaron conmigo, ellos todo preocupados y pidiéndome disculpas por el error y yo, en vez de llevar un cabreo de impresión, tan feliz. No te pierdas el hotelazo de cuatro estrellas y los bufets de lujo en los que me puse hasta arriba de salmón, jamón y vino. Sólo el desayuno valía 18 euritos, pero pagaba Iberia... qué majos.

Así que de nuevo me pasa algo “malo”, sonrío y me río de todo. Desde luego el viaje no podía terminar de otra manera. Y con ese iban ya cuatro aviones que he perdido en la vida, aunque a día de hoy ya son cinco, que en septiembre tuve un pequeño despiste y me equivoqué de día. ¿Alguien da más?

Mirad el mierda “mochilero” dónde se aloja...



viernes, 5 de septiembre de 2008

Canadá

Zaragoza 05/09/2008

Vancouver está bañado por el mar, pero tiene un fondo de montañas nevadas, una imagen bucólica que no es muy habitual para una ciudad desarrollada como esta. Es la ciudad más templada de Canadá y ya era mitad de abril cuando estuve allí, pero aún así este año no me perdí la alegría que me da ver una nevada; aunque hay que decir que era una situación excepcional que no se daba desde hacía décadas. A pesar de que en general se ve bonita y moderna, hay un barrio de la ciudad donde se concentran todos los vagabundos y drogadictos que es bastante chocante. Según me contaban, tienen esa parte de la ciudad reservada, por así decirlo, para preservar el civismo en el resto. Al parecer si se les ve por otro lado la policía se encarga de llevarlos a su área. Dentro de poco acogerán los juegos de invierno, y como hay que dar imagen, apuesto a que algo se inventarán para quitarse ese pequeño inconveniente. Es quizás la ciudad de mentalidad más abierta que haya conocido, tienen una calle gay y otra de lesbianas bien largas en pleno centro; pude ver a cientos de personas, si no miles, celebrando el día de la marihuana en la puerta de un museo fumando tanto que parecía literalmente que hubiera un incendio; y es tremendamente cosmopolita, en ese aspecto me recordó mucho a Sydney. Como muestra de su pluralidad, más de un 70 por ciento de la población no es autóctona y hasta un 40 por ciento son asiáticos, no en vano tienen un barrio chino inmenso.

La marcha nocturna no es su punto fuerte, es lo que tienen estas ciudades tan "desarrolladas", que se pasan de cívicas, se cierra a las dos, la gente es muy estirada, el ambiente muy pijo y quizás sea el frío, pero la gente no emana alegría y cachondeo. Por si fuera poco, si uno quiere salir de garitos un poco decentes tiene que soportar colas que no avanzan, pagar entorno a diez euros sin derecho a consumición y pasar el filtro de "eres lo bastante 'cool' como para entrar aquí". Es curioso que salir de noche en limusina es algo tan normal ahí como lo es para ellos estar en una discoteca sin bailar.

Un día me dio el punto de irme al casino, cualquiera diría que soy un ludópata después de haber pisado casinos a lo largo y ancho de este mundo. La diferencia es que esta vez hice más que una apuesta al rojo e irme, y después de horas tomando datos de la ruleta me decidí a jugar. Iba a retirarme ya con 65 dólares de beneficio y por hacerlo redondo hago una última apuesta de $5 al sagrado y bendito cuatro exclusivamente, que por supuesto tocó. Los que iban a ocupar mi puesto se quedaron alucinando "¿qué sólo has apostado a ese?", "sí exactamente a ese", y dando brincos me fui a cambiar mis $235 más feliz que Mc Gibber en una ferretería. Tuve motivo suficiente para divertirme esa noche y no quitarme la sonrisa de la boca. Al día siguiente, como me dieron pena los del casino les devolví (porque quise, ¡eh!) $234 de los $235, pero aún así salí contento de nuevo con el pensamiento de haber disfrutado unas siete horas de emociones intensas, de un café gratis y de que encima me hubieran dado un dólar.

Uno de los objetivos de mi viaje era cumplir mi deseo de esquiar en Canadá, aunque debido a las fechas no iba a ser como en mis sueños de tirarme desde el pico de una montaña deslizándome por una ladera de nieve virgen y profunda. Aún así estando allí no iba a perder la oportunidad de esquiar como fuera, y menos teniendo en cuenta el mono que llevaba encima y teniendo que evitar que fuera el primer invierno que no esquiara desde que soy capaz de andar; aunque irónicamente el resultado fue precisamente dejar de ser capaz de ello. Para ir hasta Whistler la mejor opción era por supuesto el autoestop, que además como comprobé no fui el único en tener la idea, porque donde me puse había otros dos chavales y otro hombre. Fue como echar una carrera y aunque aparecí el último, al final gané. Cuando llegué al hostal, el único sitio con precio pagable, comprobé que por varias razones estaba todo ocupado (yo y mi costumbre de no reservar). Así que deshice los 200km que había hecho y me volví a Vancouver. Mi preocupación por volver era proporcional a lo que me había costado llegar ahí. Aprovechando el viaje paré en una tienda de segunda mano a comprarme el equipo de esquí y salí con guantes, braga, pantalones, gorro, esquíes y bastones por un razonable precio total de $11.50, unos 7€; si es que yo sí que sé comprar, bueno, los esquíes y bastones fueron gratis. Unos días más tarde pude alojarme en el precioso hostal de la foto junto al lago helado para al día siguiente irme a esquiar. Es de todos sabido que el esquí es caro, pero aquí más, $54 por el pase, y gracias a que ya habían cerrado la mitad, que si no $82, $42 por las botas y los esquíes, porque los gratuitos me venían pequeños, y por si no fuera bastante, después otros $40 en unas muletas, y total para esquiar menos de tres horas. Canadá fue el último destino muy a propósito, porque ya contaba con lesionarme-despeñarme, pero yo apostaba más por una rodilla en vez del talón. Nada más empezar a esquiar vi la pista de saltos, pero ojito que ahí es muy pro, y me dije que me esperaría hasta el final para matarme por ahí. Pero no lo pude resistir y a la tercera o cuarta bajada ya me lancé. La primera sobreviví, pero a la segunda no sé que pasó y todavía no me lo explico, que al aterrizar sentí un dolor agudo y me tuve que salir a un lado de la pista para tirarme al suelo, quitarme las botas y retorcerme de dolor a gusto. Aunque pensaba que sería el golpe y en un rato podría seguir, al final tenía una mierda de fisura que me ha estado dando mal tres meses. Al final me bajaron en camilla, que estuvo chulo y era algo que curiosamente con tantos años de esquí no había probado, luego el del alquiler se fue a comprarme unas muletas y para casa; por supuesto que al matasanos ni verlo.

Lo de llevar las muletas fue toda una experiencia, era como volverse mujer, la gente me daba preferencia, me cedían el sitio, me invitaron al autobús, a beber... Curiosamente el autoestop no resultaba más sencillo, ¡malditos insensibles! No se estaba tan mal y lo de coger aviones ni te cuento, que te llevan en silla de ruedas, te cuelas de todos y hasta te montan en carritos de golf y furgonetas; hasta me estoy pensando fingir para la próxima vez que tenga que volar.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Últimas curiosidades de México

Zaragoza 04/09/2008

De México sólo me queda contar un par de curiosidades. Los mexicanos destacan sobre todo por ser muy tradicionales, todo lo que les enseñamos sobre la religión, cultura y carácter, que nosotros vamos dejando atrás con el tiempo, ellos lo siguen conservando. Es por ello que son sumamente religiosos, conservadores y machistas. Se lleva el casarse joven, incluso los matrimonios semiconcertados o cazar a un mozo dejándose preñar. Es muy común ver a jovencitas de entre 16 y 20 años embarazadas o ya con niños. En las cantinas no se permite la entrada a mujeres, o aunque puedan, todavía no han cambiado la costumbre.

Quisiera desmentir la falsa realidad de México igual a burritos, porque aunque existen no son en absoluto lo más cotidiano. Sin embargo sí que se puede decir perfectamente que México igual a tacos, porque se pueden encontrar en cada esquina.

Tienen una celebración muy singular y tradicional, que es la de la fiesta de los quince años, en la cual cuando una niña cumple los quince se monta poco menos que una boda. Es exagerado, un vestido despampanante, limusina, banda, varios acompañantes de etiqueta... Y como es comprensible por la edad, suele ser una competición de a ver quien organiza la mejor fiesta.



La policía de México, aunque está completamente corrupta, hay que reconocer que son profundamente humildes en general y personas con las que se puede hablar de tú a tú como si no llevaran uniforme. Vamos, lo opuesto a la de sus vecinos del Norte. Fueron horas las que estuve charlando con algunos de ellos contándonos curiosidades de nuestros países. Ojo a lo que me dijo uno cuando me preguntó sobre el salario de un policía en España, “Claro, con ese sueldo no hace falta ser corrupto”.

Como negocios singulares, entre muchos de los que hay por ahí, me llamó la atención la enorme cantidad de limpiabotas que había por doquier, y en Mazatlán que vi tiendas de cerveza, pero con la curiosidad de que sólo vendían de una marca. Otro muy típico es el de nieves raspadas, que son helados que hacen a base re raspar un bloque de hielo y ponerle cualquiera de las decenas de las variopintas mermeladas que tienen.

Los transportes urbanos son sin duda muy curiosos. Ni que decir que un bus, camión, que lo llaman, lo puedes coger y dejar en cualquier sitio, porque aún no han inventado las paradas. En este aspecto tengo que destacar las pulmonías, que son como carritos de golf que ya mencioné, pero sobre todo las "combis" me llegaron al alma. Pongo una imagen que vale más que mil palabras:


jueves, 17 de julio de 2008

Anecdotón en México

Zaragoza 18/07/08

El jueves día 10 de abril, aquí un servidor cosechó quizás la mejor de las anécdotas de su viaje.

Salí de fiesta con dos chicas de la recepción del hostal, una amiga suya y Rodrigo, un universitario muy majo, que es el que organiza el pub crawl. Este hombre es amigo de las fiestas y debe ser de buena familia, porque traía un Nissan de gama alta de 2.5l, datos importantes. 

Sin entrar en pormenores de lo bien que estuvo la fiesta, voy a ir al grano. Llevamos a las chicas a su casa, y mientras ellas se bajaban, sin salir nosotros del coche, se acercó un policía de una patrulla que nos había seguido los últimos metros sin razón aparente, que seguramente vendría a pedir el "diezmo". (Si es que cada vez que está la poli de por medio las anécdotas son de tamaño familiar). Nos despedimos de las mujeres comportándonos como si el policía no estuviera en la ventanilla esperando a hablar con nosotros. Rodrigo se gira por último para despedir a la que había salido por su lado y que estaba gesticulando en plan de "mira a quien tenemos aquí, ¿es que no lo ves?", le da las buenas noches a nuestra amiga y ya por fin se dirige al agente con toda la serenidad del mundo, "Sí, agente", y...

  • Opción A: el agente le pide un pequeño soborno con la excusa inventada de haber cometido una infracción de tráfico.
  • Opción B: unos alienígenas abducen al policía y nosotros seguimos tranquilamente nuestro camino.
  • Opción C: Roberto acelera y comienza una persecución policiaca a toda velocidad por las calles de una de las ciudades más peligrosas del mundo.

Evidentemente la opción B es de película de ciencia-ficción y es irreal, la opción C es de una de acción y es improbable, mientras que la opción A es el pan nuestro de cada día en México y es la correcta, quiero decir, lo que habría sido correcto y normal; pero no, la realidad es que ocurrió la opción C. Lo que pasó a continuación, fue lo típico, ya sabéis, una persecución a las cuatro de la noche por en medio de la ciudad. ¡Qué puta locura!, como en una peli de acción, eso sí, ningún puesto de frutas que se cruzara en medio y lo arrolláramos primero nosotros y luego la patrulla, ni atravesar un centro comercial con el coche, ni esas cosas típicas, pero con la policía detrás, tratando de despistarlos girando en cada esquina, las ruedas chirriando en cada curva, y Danielito ahí en el asiento del copiloto con un tipo que conocía de horas alucinando en colores. En un momento recuerdo la imagen de Rodrigo con gesto de victoria y subidón de adrenalina diciendo "¡Bien, lo hemos conseguido!", pero en seguida reaparecieron las luces rojas y azules en el retrovisor. Yo le sugerí que en cuanto volviéramos a darles esquinazo, aparcara y apagara las luces, pero él prefería correr. Como es de suponer, los semáforos no eran nuestra prioridad, y el sentido de circulación tampoco. Esto generaba varios problemas, primero que con la que estábamos montando íbamos reclutando más policías a nuestra tranquila procesión, y segundo, que los cruces eran realmente emocionantes y un peligro en potencia. En uno había un taxi pasando y con buenos reflejos lo esquivamos pasándole justo por detrás. Llegamos a otro y justo venía una camioneta. Yo la vi y pensé más que con preocupación, con resignación, "ya nos la vamos a dar", asumiendo que en algún momento tenía que pasar. Si hubiera sido una película nos hubieramos chocado y habríamos salido volando dando una vuelta en el aire, pero no, nuestra peli era de bajo presupuesto y no volcamos ni eso, pero sí que nos la comimos con patatas, chile y limón. Chocamos con las esquinas delanteras y de la velocidad rebotamos y nos dimos también con la parte trasera. Los dos vehículos se quedaron completamente detenidos, pero como teníamos algo de prisa, más que nada porque yo quería irme pronto a la cama, que tenía que visitar muchas cosas al día siguiente, volvimos a acelerar y seguimos nuestro tranquilo paseo nocturno. El problema es que un coche con los dos ejes torcidos no va muy recto y yendo de lado a lado casi estampándonos en cada zigzageo, sólo alcanzamos a recorrer una calle más hasta llegar a ¡La Cibeles! Antes de que paráramos en una calle en dirección contraria, Rodrigo me decía "¡corre, cabrón, en cuanto paremos abre la puerta y corre!", "¿pero tú estás loco?, ¡¿qué cojones voy acorrer?!, que llevamos al Séptimo de Caballería detrás." Paramos, evidentemente no corrimos, y acto seguido ya estaban allí como cuatro motos y tres coches. Por experiencias anteriores recientes, yo ya pensé que nos íbamos a comer las del calamar y salí con los brazos en alto, la cabeza baja, ya con la resignación de que me fueran a meter una paliza después de la que habíamos montado y con el único deseo de que fuese rápido y no me desfiguraran la cara. Pero en vez de estar encañonándonos con veinte pistolas y cinco recortadas, como habría pasado en Estados Unidos, se acercó un policía tranquilamente a Rodrigo, que ya había salido, y le dijo, "Pero, ¿por qué lo has hecho, wey?", "Por pendejo", respondió llevándose las manos a la cabeza en gesto de vaya cagada, como si hubiera perdido una partida de cartas por una mala decisión. Nadie estaba exaltado ni emocionado, pero a mí me temblaban las piernas, y esa situación me parecía completamente surrealista. A continuación y sin vacilar Rodrigo les dijo que a ver cómo podían arreglar eso, y se fue a hablar con tres policías a una esquina, mientras yo purulaba por ahí sin que nadie me hiciera caso, excepto cuando algún policía o espontáneo se dirigía a mí para enterarse de qué había pasado, pero de cotilleo, nada de para una declaración ni similar. Los policías quedaron en que se entendieran los conductores, la camioneta había llegado entre tanto casi increíblemente por el golpe que llevaba, y que si no pues se tendrían que llevar a Rodrigo al trullo. El hombre de la camioneta estaba sorprendentemente tranquilo, cuando lo normal habría sido llegar y abrirle la cabeza a Rodrigo directamente, pero se portó muy bien y después de un par de horas allí ya llegaron a un acuerdo. Para darle un puntito más de gracia, ninguno llevaba el seguro en regla. La policía mientras se aclaraban sólo eran espectadores como yo y poco más, así que se fueron yendo, cosas así no son muy interesantes por aquí. Al final sólo quedaban dos. Rodrigo se fue un rato en el coche con ellos para ir a un cajero a pagarles su parte por las molestias. Uno de ellos era bastante cabrón y en un momento, mientras yo hablaba con su compañero muy amigablemente contándole mis historias, cosas de España y demás, me vino diciéndome que como yo iba con él me deberían de llevar. Evidentemente estaba buscando asustarme para que le soltara algo, pero yo me hice el tonto y me lo tomé a cachondeo y riéndome le decía que yo qué tenía que ver. Lo repitió un par de veces, pero yo seguí igual y no le salió la jugada. ¡Qué cabrón! No tenía dinero para volver a casa y les pedí que me acercaran, pero el hijo puta se negó. Lo gracioso es que al final el dinero para el taxi me lo dio ¡el de la camioneta! 

Excepto por mi diario y este texto, lo que pasó no figura en nigún sitio. El de la camioneta de hecho le dijo en un momento al policía que si tenía algún problema estaban ellos de testigos; le respondió, "No, a mí no me consta nada".

...Tremendo México.

 


jueves, 10 de julio de 2008

Visitando México DF

Zaragoza, 10/07/2008

Soy consciente de que lo que viene a continuación no es literatura de acción precisamente ni muy apasionante, pero es esa parte del trabajo, como ya he ido haciendo, dedicado a recomendar sitios a futuros visitantes del lugar, pero intentaré ser breve. Sinceramente no hice todo lo que debería haber hecho, me dediqué como siempre a pasear, que es lo que me gusta, y no tanto a visitar, aunque sí que puedo hablar de unas cuantas cosas.

Primero, me parece injusto que los mercados convencionales no suelen salir en las guías turísticas, siempre son la parte más auténtica de una ciudad, donde te encuentras la vida cotidiana, a la gente de allí condensada y los productos que consumen. En China ya comprobé lo curiosos y, por lo menos para mí, entretenidos que eran, y en México lo fue de nuevo. El Mercado de la Merced hay que visitarlo para alucinar un poco, porque con sus miles de puestos singulares es alucinante. Algunos venden exclusivamente cebollas, o chiles, o nopales, que son unos cactus típicos que comen por ahí; el que vende carne, por ejemplo, no tiene ningún tipo de mampara y su densidad hace que al pasar por al lado te puedas chocar con un cerdo, en sentido literal; y simplemente cada uno tiene su particularidad. Ese enorme laberinto de coloridos pasillos estrechos me hacía pensar que habría algún puesto que puede que llevara años perdido sin recibir un solo cliente. 
Si uno no tiene suficiente con los millones de productos de ese mercado, muy cerca hay otro, el de Sonora, en el que puedes completar tus compras con un papagayo si quieres, porque tiene una sección de animales; y me comentaron que si preguntas y tienes dinero te puedes ir hasta con un tigre si te apetece, pero no me atreví a hacer la prueba. Los tienen en condiciones ínfimas y la verdad es que da pena pasear por ahí, porque se ven cosas como dos cabras y ocho gallinas en una jaula de un metro cuadrado o doscientos pollos teñidos de colores hacinados en un cajón que no dejan ver el fondo y con algunos muertos que están siendo pisoteados por los demás; vamos, que como a uno se le ocurra tener la gripe aviar, mueren hasta las moscas ahí.

La Catedral y su plaza son eso, una catedral y una plaza, no mucho más. Si algo hay que decir, es que si alguien quiere verla que no espere cincuenta años, porque dentro de un tiempo auguro que ya no estará ahí, ya que parte de la ciudad se les está hundiendo debido al terreno sobre el que está construida, y el suelo no destaca precisamente por su horizontalidad ni las columnas por su verticalidad.

El palacio de Bellas Artes sí que merece mucho la pena, es precioso, y la visita al teatro donde te explican muchas cosas es gratuita.

Como ya he declarado varias veces, soy difícilmente impresionable, pero el museo de Arte Nacional me impresionó, no tanto por las obras, aunque tiene algún óleo, que no cabe ni tumbado en el salón de mi casa, que alucinas, sino por el edificio que es maravilloso.

El museo de Antropología tiene mucha fama, y quizás alguien me desacredite cuando diga que a mí no me gustó mucho, lo dejaría en un no está mal. En cualquier caso recomendar visitar sólo la planta baja.

Lo que es también de visita obligada es echarle un ojo a algunos de los edificios con murales de Diego Rivera, como la Secretaría de Educación Pública y el Palacio Nacional, que tienen un trabajo enorme del más famoso icono artístico de México y en el cual principalmente cuenta la historia de su país y hace crítica social y política de su época (aunque muchas cosas no han cambiado).

Un día tocó excursión a las ruinas de Teotihuacan. Como en todo, el tour sale muy caro y no ofrece gran cosa, en transporte público mucho más barato y bien. Estamos hablando de 4 euros contra cerca de 30. Además allí puedes hacer oreja y escuchar las explicaciones de cualquiera de los múltiples grupos. Después de haber visitado Siem Reap en Camboya, era difícil que me sorprendieran, y así fue. Son unas pirámides enormes, la verdad es que están bien y su tamaño impresiona, pero como digo, después de ciertas cosas ya casi te da igual ver algo así.


El metro de México DF es grandioso, principalmente porque cuesta lo equivalente a 12 céntimos, aunque los datos van más allá, es el quinto en extensión del mundo y el tercero en afluencia con 3,9 millones de pasajeros al día. Está genial que en las estaciones exponen muchas curiosidades culturales, fenómenos de ciencia o naturaleza, fotos de sucesos históricos, la historia del metro…, hacer un trasbordo puede tomarte media hora de lo que te entretienes. Por si no fuera bastante, los vendedores ambulantes llegan a vender DVD’s con la exposición de Gregory Colbert, audio-libros de cuentos o CD’s de música clásica. Tampoco era todo cultura, porque también llegué a ver a uno que por sacarse unos pesos ponía cristales rotos en el suelo y se dedicaba a golpearlos con el brazo y la espalda hasta sangrar (ése por mucho que viviera en el metro no debía prestar muchas atención a las cosas culturales).

Por último tengo que decir que lo que sí que pude disfrutar como en el resto de México, fue de su arte culinario, mi dieta consistió principalmente de tacos, que podías encontrar hasta por seis céntimos de euro si eran de los malos. Personalmente, la mejor cocina que he conocido hasta la fecha.



lunes, 7 de julio de 2008

Historietas en el DF

Zaragoza 07/07/08

México DF es conocida como una de las ciudades más peligrosas del mundo, pero lamento por el interés del diario y sobre todo del blog que no lo experimentaran mis carnes, pese a que lo busqué. Sin embargo, próximamente contaré una anécdota que perfectamente puede sustituir a un violento atraco a mano armada.

Antes de hablar de la ciudad, contar que desde que llegué al país tenía un pequeño problema, que como no había nadie en la frontera para controlar, no pude entregar el resguardo de mi visado norteamericano, por lo que yo seguía oficialmente en EE.UU. Lo cual tiene el pequeño inconveniente de no poder volver en el futuro, aunque no era algo que me quitara el sueño después del trato recibido. Estando en la capital, me molesté más bien por pasearme que por solucionar el problema, en ir a la embajada estadounidense a entregarlo. Fue gracioso que el trámite consistió en mandarme a una papelería a hacerme una fotocopia y que luego me la "dedicara" la chica de la ventanilla, me puso, "recibido Embajada Americana. Sonia" y la fecha, le faltó poner con cariño, pero ni sello, ni qué lugar, ni mayor identificación que su nombre de pila (supongo). Además les pedí algún tipo de sello en mi pasaporte, por eso de no ser inmigrante ilegal, la respuesta fue al estilo mexicano, "¡Bah!, tú vienes de España, no te hace falta, te puedes quedar todo el tiempo que quieras". Más tarde comprobé que eso era tan irregular como parecía, porque al irme de México, cuando hice el check-in se percataron de que no tenía ningún tipo de visado, les expliqué la situación y me dijeron que al pasar el control de seguridad me pasara pon inmigración. Pasé el control, y podría haberme ido directamente al avión, pero era mi voluntad ir a inmigración por eso de tener un sello más en mi pasaporte que me estaba quedando muy bonito. Casualmente no había nadie, pero aun así pregunté donde podía ir, y al final llegué a un sitio que al contarles el caso me dijeron "Uy, pues tienes que ir a tal sitio, y te van a multar porque al llegar a México deberías haber pagado 200 y pico pesos". Con ese panorama, yo evidentemente desistí de querer tener la estampita de recuerdo en mi pasaporte, me di media vuelta y me fui, pero en seguida salieron detrás mío, me cogieron el pasaporte y me llevaron hasta una oficina, donde hasta tuve que registrarme para entrar. Ahí les expliqué que me parecía estupendo que cobraran lo que fuera, pero que lo llevaban claro porque no tenía dinero. Se fueron de la oficina las dos personas con las que hablaba a buscar a alguien y cuando me cansé de esperar me fugué delante de otros funcionarios que no conocían mi caso. Fue emocionante ir por el aeropuerto cual fugitivo, escondiéndome entre la gente y esperando oír mi descripción del walkitalki de cualquier empleado del aeropuerto que me cruzaba con una orden de detención. Cuando me senté en mi asiento del avión fue un alivio y me pude echar unas risas. Oficialmente yo nunca he estado en México.

En mi curiosidad por descubrir cuán peligrosa era esa famosa ciudad en un par de ocasiones salí en búsqueda de acción.
Un día fui de noche por una zona que me dijeron que no era recomendable. A esas horas, pasadas las diez, no había más que una o dos personas por calle, aparte de unas considerables montañas de mierda, pero no daba la sensación de peligro. Sólo en una ocasión hubo una clara tentativa de atraco, ya que había un tipo parado en un portal y que justo al pasar yo comenzó a seguirme. Esquivarlo fue tan sencillo como cruzar de acera y esperar a que me adelantara, el tío al notar que me había percatado no hizo más que disimular y seguir andando. Soy consciente que ese no era tampoco el barrio más peligroso, porque algún policía ya me advirtió sobre otros en los que no debía entrar sin conocer a nadie de allí a ninguna hora del día, porque tendría todas las papeletas de que me robaran.
La otra ocasión que salí a buscar acción fue cuando, después de comprobar que a las cuatro de la tarde las prostitutas ya estaban de servicio, quise comprobar si eran como el 7Eleven y abrían 24h. Ni que decir tiene que el nivel era ínfimo y ni siquiera estoy seguro de que del centenar que había tan sólo una mereciera la pena. Preguntando por el camino hacia allá me respondieron que tuviera cuidado que allí asaltaban (bien, iba ganando emoción mi excursión). Al llegar comprobé que sí que deben ser franquicia del 7Eleven, porque ahí estaban, con la única diferencia que a esa hora había un alto porcentaje de travelos. Aquí me di cuenta de una afición curiosa que tengo, hablar con putas, sí, lo hice en Tijuana, Guadalajara, Tailandia, Zaragoza y tantas otras veces, y me parece entretenido encuestarlas y preguntarles cómo funciona el negocio, proponerles guarradas para saber hasta donde están dispuestas a llegar y eso. Ojito a la tarifa, 9€ habitación incluida, peeeero ¡3€ extra por cada postura! Así que en caso de ponerte en acción asegúrate de estar cómodo, que cómo te estés clavando un muelle o te jodes todo el polvo o pagas por moverte. También tenían el McMenú, que por 27€ barra libre de posturas y francés de regalo.

Hablando del tema, el día que fui paseándome hasta el mercado a primera hora de la tarde en un callejón me fije que había mucha gente haciendo corrillo, como si hubiera pasado algo y estuvieran cotilleando, dejando un amplio espacio en el centro. Me acerqué y pregunté qué había sucedido; la respuesta fue que estaban viendo a las “morras”, es decir, a las mujeres. El corro estaba formado exclusivamente por hombres y en el interior, como si de una pasarela se tratase, unas cuantas chicas de la vida alegre se dedicaban a dar vueltas luciendo sus encantos, que no eran muchos, e intentando seducir a alguno que la sacara del círculo y la llevara a pasar un buen rato. Me pareció un sistema muy curioso y saqué mi cámara para tomar una instantánea; la hice y seguí mirando. Al minuto una chica que estaba desfilando se dirigió hacia mí con el dedo acusador diciendo “ése ha sido, ése ha tomado una foto que lo he visto con la cámara”. En seguida tenía a tres tías y dos tipos obligándome a enseñarles la cámara y borrar la foto y amenazándome de dejarme en pelotas ahí en medio y tomarme fotos “con el pito tieso”, que decían. Repitieron sus a amenazas con insistencia, iban en serio, pero después de unas disculpas y una diplomática discusión acabamos los tíos y yo echándonos unas risas hablando de las diferencias entre México y la Madre Patria. Si no fuera por el idioma, si hubiera sido gringo sobre todo, habría acabado ahí en medio como mi madre me trajo al mundo. Divertido.

martes, 17 de junio de 2008

Entre Guadalajara y México DF

Zaragoza 17/06/08

De Guadalajara me había dejado de comentar su afición por la electricidad, porque si aquí estamos acostumbrados a beber en los bares como forma de ocio, ahí además son capaces de divertirse electrocutándose, porque a veces puedes ver a alguno entrar en un garito con una caja con un regulador y de la que salen dos electrodos; es lo que llaman “toques”. El funcionamiento sencillo, agarras los electrodos y el tío gira la ruleta hasta que no puedas del agarrotamiento. Cuando menos curioso, ¿no?

De Guadalajara continué de nuevo solo mi camino. La primera parada fue Morelia, una bonita ciudad de estilo hispánico del siglo XVIII, muy cuidada y agradable, aunque no así los suburbios que destacaban por lo contrario. Una cosa que me llamó la atención es la cantidad de bancos para sentarse que tenía, lo cual implicaba también, cantidad de parejitas de tortolitos. No sé qué tendrán en esa ciudad, pero nunca había visto a tanta gente besuqueándose, resultaba hasta empalagoso.

Una noche allí y seguí hacia la zona del lago Pátzcuaro. En principio pensaba estar tres o cuatro días por ahí, acampando, andando y visitando ruinas y pueblos precolombinos y otros coloniales, pero la decepción fue tremenda y no estuve más que una noche por la zona. Pátzcuaro también era estilo español, muy atento al turismo nacional demostrando cómo era la arquitectura hace un par de siglos. Todo el pueblo sigue unos patrones de estética como la franja roja hasta media altura de todas las fachadas, la prohibición de carteles de cualquier tipo, que incluso incluye los nombres de los establecimientos, que tienen que estar escritos como todo con una tipografía concreta, en negro, y con la inicial en rojo. La verdad es que queda bonita esa uniformidad y se conserva mucho la apariencia antigua que buscan.
Tanto Pátzcuaro como Morelia me provocaron el mismo pensamiento, son bonitos, sí, pero quizás si fuera australiano y no estuviera acostumbrado a ver lugares con historia me impresionaría más, pero siendo europeo, habiéndome aburrido de ver iglesias, castillos, edificios antiguos o hasta restos romanos, ver algo así no es más que algo más de una larga lista. Por otra parte, para mí viajar no es ver una iglesia, es ir a un sitio y vivir como se vive allí, por lo que no tenía mucho sentido quedarme, siendo que no iba a ser nada especial, sino más bien aburrido por bonito que fuera.

Pensé que sería interesante y bonito hacerme una caminata alrededor del lago hasta Tzintzuntzan (vaya nombrecito, ¿eh?), pero me equivoqué estrepitosamente. El escenario era realmente feo, la montaña estaba completamente pelada, los pueblos indígenas que esperaba encontrarme resultaron ser simples aglomeraciones desperdigadas de casas cutres, en absoluto tradicionales o rurales, simplemente apañadas para la supervivencia sin interés alguno por la estética, y lo peor fue que tuve que ir forzosamente todo el camino por la carretera, lo cual no encajaba con mi idea de caminata salvaje y naturaleza que tenía en mente. Después de diez kilómetros tostándome bajo el sol, esperando una pequeña recompensa con las ruinas de Tzintzuntzan, me llevé de nuevo una desilusión porque resultaron ser precisamente eso, una ruina, que además no tenían nada de particular y ni voy a comentar.

Después de mi fracasada expedición, me fui a Cuernavaca, una ciudad vecina de México DF, que tiene fama de ser lugar de descanso y ocio de fin de semana de los capitalinos, y de la cual tenía más garantías. La primera impresión de hecho ya fue muy buena, llegué un viernes y me encontré con unas calles ambientadas, muy vivas, con un mercado permanente con miles de DVD's piratas y otras variadas ofertas y algo más cercano a la vida de un pueblo que de una ciudad, pese a sus más de 300.000 habitantes. Aunque no me alejé del centro, las dos encantadoras plazas principales suponían suficiente disfrute para mis objetivos, eran bonitas, concurridas y entretenidas. Eso era especialmente reseñable en las tardes de domingo, cuando toda la gente sale a la calle a disfrutar de las opciones de ocio, como bailar un agarrado alrededor del kiosco donde toca la orquesta, o salsa mientras tanto en la otra plaza, ver a gente patinando, a otros bailando break dance, a los omnipresentes mariachis o las actuaciones de los payasos, o cebarse con los numerosos puestos de comida ambulante. Miles de personas en la calle, en un domingo perfectamente normal, dice bastante del espíritu de México.
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En una de las plazas conocí a una churrera muy rellenita, pero muy salada. Estábamos sentados juntos en un banco y me tiró con descaro todo el tejado entero. Volvimos a vernos otro día y hasta nos fuimos a dar una vuelta, pero mira que yo no la veía como a mi futura, aún así le di un besito y se fue contenta. Esto viene a cuento porque quería comentar que en México todo el mundo me tomaba por gringo y por lo visto les gusta nuestra estética, que añadido a lo atrevidas que son hace que a veces sea un placer caminar por la calle y que alguna te suelte un piropo pensando que no la vas a entender.
La noche del viernes fue genial, no había casi nadie, pero tenía el día tonto, de esos que te sientes pletórico y capaz de todo. Por la zona de bares me paré a hablar con unas camareras que trataban de captar clientes en la calle. Me pasé una hora contándoles chistes. En todo el rato no consiguieron hacer entrar a nadie, así que decidí ayudarlas y a los primeros que vi, zas, para dentro, y a los siguientes y otros cuantos, porque me pasé la mitad de la noche haciendo de relaciones públicas. Con la inspiración que llevaba, bailando en la puerta y soltándole de todo a cualquiera que pasara me lo pasé en grande. Conocí a un subnormal que para demostrarme lo rico que era rompió en cachitos un billete de 1000 pesos, 60€, y se debió creer que yo era su mejor amigo, porque ya no se separó de mí en toda la noche, aunque por lo menos sus cervezas tampoco. Era la persona más pesada, inoportuna y asquerosa que jamás haya conocido. Y encima hubo un momento al final que me empezó a tocar la nuca y los riñones, uff, qué escalofríos, “¡no me seas maricón!”, “pero que cortos de mente sois en Europa”, me dijo, “yo no soy gay, es normal comportarse así con los amigos, si me vieras abrazándome con el alcalde… bla, bla, bla”. Venga sí, y mi abuela fuma, ese era más joto que Boris Izaguirre. Me prometía que al día siguiente su chofer nos llevaría de fiesta a la capital, aunque ya le insistía en que ni de broma, pero afortunadamente ya no volvimos a coincidir.
 

martes, 3 de junio de 2008

Guadalajara

Zaragoza 03/06/08

Durante los casi diez días que abusé de la tremenda hospitalidad de mi amigo César en Guadalajara alcanzamos una rutina que consistía en ir al centro a tomar “chelas” (cervezas) a diez pesos, 0.60€. Siempre resultaba entretenido, entre otras razones porque con sus amigos me encontraba como en casa, en seguida los identifiqué paralelamente a cada uno con uno de los míos, era curioso como cada uno jugaba un rol similar a los nuestros. Además con personajes como Ernesto, alias “Gua”, es difícil aburrirse, porque no hay nada de lo que no sea capaz, y en gran parte por su culpa, íbamos haciendo el mongolo por todas partes. Nuestro medio de transporte era además su entrañable “mocho” (Escarabajo), que en México siguieron produciendo hasta 2002, y eso le daba carisma y alegría al grupo.

La primera noche, por ejemplo, estuvo gracioso cuando unas niñas de 18 añitos recién llegadas a Guadalajara espontáneamente nos invitaron a su “depa”. Eran unas completas inconscientes, porque esa no es la ciudad más segura del mundo, nosotros éramos unos completos desconocidos y ellas muy jovencitas y monas. Nos parecía tan incoherente comportarse así, que íbamos a rechazar la invitación porque parecía una trampa, a ver si con su aparente inocencia nos iban a llevar a un sitio donde algún otro nos fuera a desplumar. Pero tuvieron suerte esta vez y no les pasó nada, fuimos buenos chicos, simplemente compramos unas cervezas y las llevamos en nuestro “súper” mocho hasta su “súper” casa, donde estuvimos escuchando música psicho, bebiendo y hablando de drogas; vayas elementos que estaban hechas… Sin entrar en detalles, estuvo divertido y pudo dar mucho juego.

Lo mejor sin duda de Guadalajara fue la lucha libre, espectáculo obligatorio en México. Fuimos un domingo y estuvo genial el ver ese circo con unas actuaciones patéticas de gordos peleándose, aunque hacia el final ya iban mejorando. Me moría de risa cuando se pegaban bofetadas de puta con la palma extendida o cuando salió el más gordo de todos, “León Blanco”, que llevaba flotador de serie a base de un michelín que le podría haber hecho rebotar en el suelo y su máscara tenía unos flecos blancos ridículos que parecía una fregona del revés. El ambiente era completamente familiar, con los niños al borde del ring cuando salían los luchadores para que les firmaran autógrafos y todo un teatro gracioso e inocente, pese a ser una “pelea”.
Nos gustó tanto que el martes volvimos, pero esta vez fue cien veces mejor que la anterior, era otro rollo, nada de niños, esta vez era todo gente joven, de nuestra edad y con ganas de pasarlo bien y el “Arena Coliseo” estaba a reventar por el estupendo cartel que había. Con el ambientazo, las cervezas y el show no nos quitamos la sonrisa de la cara ni un segundo. Lo curioso es que podrían haber estado bailando ballet y habría dado igual, porque de hecho nadie se habría dado cuenta, porque el espectáculo estaba en la grada y nadie le hacía ni caso a las peleas. Durante todo el tiempo, el público no callamos, había que echar “carrilla” a todo lo que se moviera. Las mujeres eran un blanco predilecto, y constantemente cualquier sector del público empezaba a gritarle a una “que se pare, que se pare” (que se levante), cuando lo hacía le pedían “vuelta, vuelta”, si iba bien dotada le solicitaban “que brinque, que brinque”, si se negaba la llamaban “bigotuda”, pero si accedía “facilona”. Pero era un sin fin, porque al calvo le decían “pelón”, a la gorda “pozolera” (unas que venden un tipo de comida grasienta), a dos tipos que se levantaran juntos “jotos” (maricones) y a uno que iba de rosa… ufff, a ese lo dejamos fino. (Consejo: si vais a la lucha NUNCA vayáis de rosa). Gracias al de rosa tuvimos siempre algo que decir, porque si nos callábamos más de veinte segundos volvíamos a nuestro tema recurrente y favorito y cualquiera saltaba a gritar “el de rosa es puto”, “rosa, rosa, chingas a tu madre” y otras lindezas y todos lo seguíamos. Todo era de “buena onda” y nadie se ofendía, era un ambiente perfecto. Yo procuraba no levantarme y si lo hacía escogía bien el momento para no ser el blanco del público. En la última pelea, que era la estelar, ya prestamos atención. Eran doce en un todos contra todos y entre ellos se encontraban “Místico”, la sensación del momento, “Blue Panter”, un respetado veterano, y otros importantillos. La coreografía fue estupenda, pero el guión insuperable, fue todo lo que el público podía pedir y con el mejor desenlace posible quedando las dos estrellas al final, ganando “Místico”, que sin duda era el mejor, pero guardándole los respetos a “Blue Panter” y quedando todos como amigos maravillosos. Todo el mundo salió contento y yo encantadísimo. No os lo perdáis si vais a México.


No me quería ir de allí sin antes hacerme una excursión con César a algún sitio cercano, y finalmente lo hicimos, nos fuimos a Tapalpa a acampar en Las Piedrotas, que en efecto son unas piedras muy grandes. El cómo fuera el escenario resultaba un tanto indiferente, porque el objetivo era estar juntos y pasarlo bien; de hecho llegamos a poner la tienda cuando ya era de noche y hasta el día siguiente no nos pudimos hacer una idea de dónde estábamos. El objetivo se cumplió y con el ambiente de la naturaleza, de estar solos ahí en medio de unas piedras enormes sin saber exactamente dónde habíamos plantado la tienda, nuestra botella de José Cuervo, la música bien seleccionada y una linterna de colores parpadeantes, que compramos en el pueblo y que ha sido la mejor inversión en mucho tiempo, tuvimos una experiencia mística incomparable.

En Guadalajara pude ver las noticias de la televisión y dan una imagen curiosa de México cuando ves que dedican treinta segundos a decir que han incautado tres toneladas de droga, y curiosamente no hay detenidos, y cinco minutos con un enviado especial a un pueblo donde se venden muy bien objetos con la imagen de un narco muy venerado. O cuando, después de ver tantas necesidades, escuchas que el gobierno del estado ha donado no sé cuantos millones de pesos para hacer una telenovela, entre otras “grandes” causas.
 

sábado, 24 de mayo de 2008

De Culiacán a Guadalajara

Tarrasa 25/05/08

A partir de Culiacán todos los desplazamientos fueron en autobús. Hay que decir que México tiene el mejor sistema de autobuses que me he encontrado, infinidad de destinos y horarios, mucha competencia donde elegir y muy cómodos, con la opción en muchos casos de categorías superiores. Hay que tener en cuenta que el tren se usa sólo para mercancías, por lo que el uso del autobús está generalizado y abarca cualquier rango social.

El primer destino fue la playa, Mazatlán, famoso punto de cachondeo para el "spring break" estadounidense. Mazatlán es a Culiacán lo que Salou a Zaragoza. Es un sitio de fiesta, aunque desgraciadamente por el plan familiar que llevamos no la caté. Según me contaban, el desmadre debe ser total.
Al margen de la fiesta, el sitio es agradable. Mi familia adoptiva se lo conoce muy bien y nos lo recorrimos entero en una "pulmonía", que es como llaman a una especie de taxis como carritos de golf que usan allí; el nombre lo deduces en seguida cuando te montas de noche en un vehículo sin puertas.
Lo único reseñable que hicimos fue ver como por unos pesos se "aventaban" de cabeza desde unos quince metros al agua, con la rasca y viento que hacía, en una zona de poca profundidad y estrecha entre las rocas. Vamos, que no apetecía imitarles, y mira que yo soy lanzado. En Acapulco es algo típico también, pero incluso más exagerado, y me consta que alguno no lo ha contado.
Pero lo mejor de Mazatlán fueron sin duda los "ostiones", o sea ostras. En la orilla con una sombrilla está un hombre con una montaña de ostras recién cogidas abriéndotelas. Nos cobró sólo 82, pero en realidad comimos unas 100 entre los cuatro que éramos. Carlos, el padre de Carla, le pagó 500 pesos, 30€, incluyendo una generosa propina para que el hombre y sus amigos se compraran algo de beber, que al parecer les iba el vicio.

Después de dos noches continuamos nuestra ruta, ahora tocó Guanajuato, una ciudad con mucho turismo nacional por su gran historia sobre los tiempos de la colonización española y por ser la zona del inicio de la independencia Mexicana. El sitio es precioso, guarda mucho el estilo español antiguo, así como gran parte de México, y al ser patrimonio cultural está muy cuidado al detalle, no sólo porque esté limpio, sino por la ornamentación o los variados coloridos de las casas. La mayor singularidad de Guanajuato son sin duda sus túneles. Tiene todo un entramado subterráneo de calles con desvíos e intersecciones, aceras, zonas para estacionar y hasta vi una notaría; es muy curioso ver todo eso dentro de un túnel que encima no es precisamente moderno. Lo malo es que sin ser de allí, si te metes por ellos no tienes ni idea de dónde vas a salir, a mi me recordaba al Mario Bros. metiéndote por las tuberías.

El ambiente es fenomenal, restaurantes con terraza, mariachis por todas partes y la gente en la calle. En octubre acoge el famoso festival del Cervantino, en honor a Miguel de Cervantes, y la ciudad se pone a reventar y reina la cultura (bueno, quizás los protagonistas sean más bien el alcohol y el sexo, porque al parecer hay un boom en la tasa de natalidad casualmente nueve mese más tarde). Por lo visto es muy recomendable, pero hay que reservar con mucha antelación.
Hay varias cosas que hacer allí muy típicas y que nosotros por supuesto hicimos. Lo primero el recorrido hasta el callejón del beso con las "estudiantinas", alias tunas, que te van contando las historias del lugar en tono cómico y por supuesto cantando. También visitamos una popular mina de oro y plata, por ejemplo, o la "Hacienda del cochero", que era donde la Inquisición hacía de las suyas, es decir, torturaba hasta la muerte de la forma más original posible a cualquier pobre desgraciado.

Un par de días allí y nos marchamos a ver en el día San Miguel de Allende, que es también colonial. Por lo visto es un sitio muy agradable porque ya el 20% de la población son jubilados gringos.
La verdad es que es bonito, pero no es el tipo de turismo que me gusta a mí, yo no voy tanto a ver cosas, sino más bien a vivirlas, así que parar en un sitio un rato, ver algo e irme no me gratifica tanto como haber estado un día cualquiera paseando por mi barrio en China.
Así que lo único que me dio tiempo a hacer fue comprar algo de la reputada plata mexicana y la verdad es que acabé comprando más de lo que tenía previsto de lo bonita y barata que era. ¡Anda que no se ha puesto contenta alguna por aquí!

Por la tarde agarramos un camión, es decir, cogimos un autobús, y partimos a Guadalajara, el último destino al que me acompañó Carla y su familia y donde esperábamos encontrarnos con su relevo, César. La gracia estuvo en que llegamos de madrugada, y después de medio año sin apenas tener contacto con él nos pareció mal molestarlo en mitad de la noche, por lo que montamos el campamento en medio de la estación y nos esperamos a que fuera una hora más decente.

Entonces fue cuando empezó el show con el padre de Carla y se nos fastidió un poco el buen rollo, porque en un momento se cansó, le dio una pataleta y decidió irse a casa. El día siguiente lo pasamos con César, pero teniendo que estar todo el rato convenciendo a Carlos de que dejara quedarse a Carla más tiempo. Al final arrancamos que se fueran por la noche y con eso nos tuvimos que conformar.
 

jueves, 15 de mayo de 2008

Culiacán

Zaragoza 15/05/08

Después de San Diego fui a Tijuana de nuevo sólo para coger el avión a mi siguiente objetivo, el reencuentro con mi pequeña mexicana de Shanghai, Carla. Para ello me tuve que desplazar hasta su ciudad natal, Culiacán, la cual desgraciadamente no posee gran atractivo turístico. En México es famosa por ser la capital del cultivo, tanto de hortalizas, y con orgullo por ello llevan un tomate en la matrícula, como de droga. Eso hace que a menudo se hable de ajustes de cuentas, de “balaceras” (tiroteos) y que se vean muchos “buchones”, los hijos de los narcos que se pasean con ostentosos coches y ropa sin quizás mucho gusto.

Aunque no hicimos gran cosa allí, para mí fue un gustazo el reencuentro con alguien conocido y comer comida rica y variada después de tanto tiempo. Al respecto, al final saqué como conclusión que México es el país en el que más me ha gustado la comida de todos los que he visitado en mi vida. Fui sin soportar el chile y ahora me encanta. Una cosa que probé muy original en Culiacán fue el sushi mexicano del Sushi factory, mucho mejor que el auténtico, mucha variedad, rebozado, por ejemplo, o con aguacate, setas… Otra cosa de la que disfruté todo el tiempo fue de la impresión y relajación de escuchar y hablar sólo en español, se me hacía realmente raro, pero agradable.

Un par de días fuimos de “antros”, es decir, a la disco, y si bien los garitos eran un tanto “fresa” (pijos), estaban bastante chulos, aunque no soy partidario de llenar todo de mesas y que no haya sitio para bailar. Me pareció muy singular la música en ambas ocasiones, porque, aunque como en toda disco ponen algo de electrónica comercial, cerca del final, que por cierto es muy pronto, como las dos o las tres, les empieza a dar la vena ranchera y pinchan grandes éxitos de la música folclórica que todo el mundo canta dejándose la vida. Resultaba bastante chocante la imagen de gente bien vestida, todas las chicas con tacones y tan arregladas, las mesas con los sofás todo bonito, la oscuridad con las inquietas luces de colores y luego todos parados cantando a pleno pulmón como si fueran las fiestas del pueblo con los mariachis, no pegaba nada. Curioso que por lo menos el 90% de la música era en español, hasta la electrónica.

El domingo finalmente partimos toda la familia para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa, que después de este estresado año bien merecidas tenía. Salimos cuando Carla terminó de hacer su último examen… ¡por Internet! ¡Ay! ¿Qué digo?, si al final no le dio tiempo y se lo hizo una amiga por ella. [lo siento Carlis, si no lo cuento reviento :*]

 

Tijuana e introducción a México

Zaragoza 15/05/08

Mi primer contacto con México fue quizás la peor impresión de las que me llevé de ese país, ya que lo primero que conocí fue Tijuana, que lejos de ser la capital de la fiesta, la locura, la libertad y todas esas imágenes que tenemos de que allí todo vale, resulta ser más mito que otra cosa. No es un gran sitio, eso lo dice todo el mundo y con razón, de hecho no he conocido a ni una persona, mexicano o no, que le guste. Allí se concentran todos los que intentan cruzar a los Estados Unidos y los que buscan dinero a costa de los gringos, como farmacéuticos y dentistas, que es el negocio más próspero de la ciudad.

La avenida Revolución es la zona de marcha, pero aunque la visité un viernes y un sábado noche, no llegué a ver apenas movimiento y los garitos estaban casi vacíos. Al parecer hubo hace unos meses el cese de algunos de ellos y desde entonces aún perdió algo más de la poca fiesta que ya de por sí había, según me contaron. Lo que sí había en una zona cercana era una cantidad de bares de alterne y prostitutas muy considerable. Era muy curioso el formato de bar con hotel al lado, se veían constantemente parejas saliendo de uno y metiéndose en el otro. Me pareció que el nivel no estaba muy alto, pero después de ver las del DF casi eran diosas. Haciendo el subnormal con mexicano que conocí, nos pusimos a hablar con varias de ellas y comprobamos que son muy poco profesionales porque rechazaban cualquier proposición indecente fuera de lo normal. Mira que ser puta y pudorosa… ¡Qué falta de vocación y profesionalidad!

Aquí ya conocí varias cosas que se extienden a todo México, entre otras que en cualquier esquina a casi cualquier hora te puedes encontrar un puesto de tacos o que a todo, a cualquier cosa, le echan chile y limón, la sal es también habitual, y eso incluye a la sopa, las palomitas o la fruta, por ejemplo; pero eso sí, si lleva queso, echarle limón es una locura, que se corta, pero acto seguido te tomas cinco tacos bien chorreados y no pasa nada. ¿Te puedes creer que si en un puesto pedía fruta cortada sin nada se extrañaban y me tachaban de soso? Otra cosa graciosa es los nombres de los negocios tan explícitos, como por ejemplo cenaduría, que evidentemente es donde se cena, hojalatería, donde venden deseos, o sea ojalás ;), o también vi una alcoholería donde vendían alcohol, pero ojo, sólo alcohol, no bebidas alcohólicas. Uno en seguida nota que los mexicanos no distinguen la “c” de la “s”, y eso encima lo llevan también a la escritura. Después de ver unas cuantas faltas ortográficas me dediqué a recopilarlas junto con un par de carteles graciosotes y con el Paint he hecho este colage:



martes, 13 de mayo de 2008

Hollywood

Zaragoza 14/05/08

Se me había pasado que antes de San Diego, volviendo de San Francisco, paré unos días en Hollywood, en el entretenido Banana bungalow, porque no podía irme de allí sin intentar convertirme en una estrella. Mi objetivo era hacer un casting, cual y su resultado me era completamente indiferente. Como soy así y siempre dejo las cosas para el final, para cuando me apunté en un sitio por Internet para encontrar audiciones ya fue muy tarde, ahora me llenan el correo con ofertas, pero ya de poco me sirven. Desgraciadamente a mi manager Françoise, un encanto de mujer que se alojaba temporalmente en el hostal, también la conocí demasiado tarde tan sólo un par de días antes de irme y ya no pudo hacer nada por mí.

Lo que sí consiguió fue un pase de público a la televisión, a la CBS al show de Craig Ferguson “Late, late night”. Fue muy curioso ver como funciona todo ese mundillo. Todo era realmente simple, está completamente estructurado y cada parte del programa estaba perfectamente definida y era independiente de las demás, con lo cual el montaje es muy sencillo porque pueden pegar trozos de cualquier día. Como invitados esa noche estuvieron Dennis Hopper, actor veterano, y a Yunjim Kim, la coreana de Lost”. En cualquier caso como si hubiera venido el Papa, porque en cinco minutos de entrevista les da para saludarse, decir dos tontadas sin interés y nada más. ¡Qué cosa más insípida! Lo que si fue buenísimo fue el calentador, que para que aplaudas y te rías bien durante el show, una hora antes del programa ya está haciendo que te descojones y no paras en todo el rato, que parece una sesión de risoterapia. A ése, que era un crack, y no al graciosillo del Ferguson con sus chistes fáciles, es al que deberían de poner de presentador.

Sin tener especial relación con nadie del hostal, le comenté a unos que me iba en ese momento a una fiesta universitaria, aunque en realidad yo no tenía nada, pero la anterior vez que estuve en Los Angeles ya la estuve buscando, y esta vez ya sabía por cuándo y dónde encontrarla. Después de un rato de indecisiones al final no me fui solo, sino con un variopinto grupo internacional. Cuando llegamos a la universidad resultó para nuestra sorpresa y asombro que justamente jugaban U.C.L.A. contra Stanford, es decir, partidazo de baloncesto, lo más típicamente americano posible. No era ninguna tontería, el estadio de la universidad, que como ya comenté no era pequeño, lleno hasta la bandera, reventa, limusinas y sobre todo mucho ambiente. Terminamos viéndolo en un bar cercano repleto de televisores y aficionados. Fue tremendo, qué emoción, hasta yo que paso del baloncesto estaba exaltado perdido, porque si ellos se estaban jugando la liga o lo que fuera, nosotros nos estábamos jugando que luego la gente tuviera ganas de cachondeo, que era a lo que habíamos venido. El partido no pudo ser mejor, porque empezaron perdiendo todo el rato por unos diez, tensión, desesperación… y justo al final remontaron y ganaron de unos ocho. No podría haber pedido un desenlace mejor.
Ya antes de ir al bar quedaron manifiestas dudas por parte de mis seguidores de que encontráramos la fiesta, aunque no por la mía. Salimos al terminar el partido y nos pusimos a andar hacia donde yo sabía que se montaba juerga. La aparente tranquilidad de la calle hizo que sus dudas aumentaran y yo les insistía en que aún no habíamos llegado a la zona cero. De repente empezamos a oír música y, como perros oliendo unas costillas en la barbacoa, seguimos el rastro hasta que nos encontramos con una pedazo de casa de tres pisos donde estaban montando una bacanal con la música a tope. Desgraciadamente esa fiesta estaba tan bien montada que hasta habían contratado a unos pequeños gorilones para controlar el acceso, y por supuesto nosotros no estábamos en la lista de invitados. Lo mismo pasó con la fiesta de al lado. El equipo se me estaba viniendo abajo en ánimos, y ya casi estaban barajando irse, pero yo seguía completamente convencido y no estaba dispuesto a desistir hasta encontrar mi fiesta perdida. Y volvimos la esquina y encontramos una casa de estudiantes donde también la estaban montando, pero menos profesionalmente, por lo que no tenían seguratas. Yo sin mirar atrás para ver si me seguían entré directo y hasta el fondo, agarré un vaso y me empecé a servir una copa como Pedro por su casa y empecé a hablar sobre el partidazo y de que qué bien que habíamos ganado con el primero que me encontré. Al minuto ya entró mi séquito, de forma algo tímida, pero en seguida comprobaron que había que soltarse la melena y disfrutar, porque habíamos conseguido nuestro objetivo.


(El "International Team" en activo)


(No estuvo mal la fiesta)

Así pues es lo que hicimos, disfrutar, recorriéndonos la casa de arriba abajo, siempre con bebida en la mano y hablando con la gente. Era gracioso que en varias ocasiones repararon en que nosotros no éramos de la casa y yo les salía con que conocía a John, me hacía el tonto y en seguida les cambiaba el tema y me ponía a hablar del partido o de lo bien que estaba la fiesta. Por conseguir hacerles vivir la típica fiesta americana y otros detalles les dejé asombrados, pero desgraciadamente me fui al día siguiente por la mañana a mi siguiente destino, Tijuana, y ya no los volví a ver.

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