Si soy un loco por vivir esta aventura, ¿qué son los que tienen sueños y no los cumplen?

sábado, 29 de marzo de 2008

Copland Track y Franz Josef

Guadalajara 28/03/08

La caminata más bonita que hice, y que creo que nunca superaré, fue la de Copland Track. No sólo es preciosa sino que también entretenida porque tienes que pasar riachuelos, barro, algún escalón considerable, que de hecho bajarlo fue fácil pero de vuelta casi no lo puedo subir, y discurre por en medio del bosque, el campo y la orilla de un río. La gracia está aparte de todo lo marivillosa que es, que como recompensa hay un manantial de agua caliente al final, y digo final porque es hasta donde la gente suele llegar, aunque se puede continuar, pero eso ya es más montañismo. Haciendo unos rudimentarios canales han hecho unas pequeñas piscinas naturales con el agua a diferentes temperaturas donde te puedes bañar y en invierno con la nieve alrededor tiene que ser espectacular, aunque desde allí, sí que se alcanzan a ver las cumbres blancas incluso en verano.

mpecé muy tarde porque no fue un buen día de autoestop y no me dio tiempo a llegar hasta el final antes de que se fuera el sol, con lo que me tocó quedarme a dormir con los animalitos. La verdad es que el bosque no es tan tranquilo como se supone, porque al atardecer se oye un constante y agudo zumbido, pero afortunadamente hacia las once se fueron a dormir y ya sólo quedaba el arrullante ruido del arroyo.

El día siguiente fue realmente duro, porque aún tuve que hacer una hora y media de camino para llegar al premio del baño en las aguas termales y volver todo el camino que eran unas seis horas sin parar, que a eso le añades que dos días antes me hice la del Rob Roy, el día anterior ya me hice 4,5 horas y que llevaba todo mi equipaje encima,  más de 20 kilos, pues se puede imaginar como acabé con los pies. De las últimas 24 horas me pasé la mitad andando, pero mereció muchísimo la pena.

Cuando llegué al pueblo de Franz Josef, me tomé una cerveza y me fui a dormir a las nueve de la noche hasta las nueve del día siguiente que bien merecido me lo tenía. Después de un día de descanso y otro lloviendo finalmente pude visitar el famoso glaciar. Es impresionante, parece grande, pero no lo es, es enorme, en las fotos no se aprecia en absoluto, con la de gente que hay andando por encima y ni siquiera se distinguen. Es bastante particular, porque termina a 200m sobre el nivel del mar rodeado de selva. Vas en pantalón corto, pero estás tocando hielo como si estuvieras en la alta montaña. Eso se debe a la enorme cantidad de precipitaciones que hacen que se acumulen anualmente más de 30m de nieve en las cumbres por razones geográficas que te explican en la excursión. Este tipo de glaciares sólo se dan en Chile y creo que en otro sitio que no me acuerdo. Merece la pena visitarlo, lo malo es que para llegar a pisarlo tienes que pagar NZ$90 para que te lleven con guía, es un monopolio y no hay más opción, a no ser que consideres pagar más y vayas en helicóptero. Es curioso sentir que estás en una montaña por la cantidad de piedras que arrastra que acaban en la superficie, aunque debajo hay puro hielo, ver los bloques de hielo que bajan por el violento río gris formado por cada gota deshelada o ver esas paredes azules entre las que te puedes meter en las fracturas del glaciar ocasionadas por su continuo movimiento.

 

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